Liberándose

Era extraño en mí el añorar unas vacaciones, pero las necesitaba desesperadamente. Mi espíritu de felino me exigía desde lo más profundo liberarse. “Siempre he estado reprimiéndome” pensé mientras usaba mi sincronización alta y salía a correr por las montañas.

Mi espíritu tembló de la emoción al sentir el viento acariciar mi pelaje. Corrí más rápido sintiendo la adrenalina me dominaba y liberé mi consciencia, dejándome llevar.

No sé cuándo pasó, pero en algún momento sentí a un pequeño animalito y el hambre en mi creció. Lo ataqué sin darle tiempo a respirar por última vez y devoré su carne. Las ansias se calmaron y busque un lugar para descansar.

Sin leyes, sin moral, solo uno consigo mismo… Sonreí y me quedé dormida.

El Oficial Murdock había perdido todo el día, pero cuando al atardecer llegó a una piedra lo suficientemente alta en las montañas, decidió asentarse allí. Normalmente no se tomaría unas vacaciones, pero sabía que todos los oficiales tienen derecho al descanso.

En su mochila y entre su ropa llevaba varias armas de todo tipo, pero cuando vio a la pantera en la roca más cercana, decidió que lo mejor no era atacarla.

Necesitaría comida para pasar la noche allí arriba, y probablemente ese animal podría satisfacer su hambre, pero consideró estratégicamnete mejor esperar que fuese a buscar alimento y seguirlo. Con suerte conseguiría algún resto o carroña para cenar.

Conforme pasaban las horas y el cielo se oscurecía, el Oficial Murdock asumió que la bestia ya había comido y que la única forma de conseguir alimento era atacándolo.

"Debería haber traído mis conservas, pero supuse que los animales abundarían en esta zona".
Antes de preparar su rifle, el soldado recordó porqué no cazaba amenudo. "¿Recuerdas la última vez que le disparaste a un conejo?", se preguntó a si mismo. "Así es: era un híbrado, o como sea"
No iba a matar a la pantera hasta no asegurarse de que no fuera un híbrido, así que saltó de su piedra a la de la pantera haciendo un fuerte ruido con las botas, reforzado por el eco.

El animal notó su presencia, pero Murdock, en señal de amistad, dejó caer la navaja que tenía en la mano, a oesar de tener decenas de armas escondidas. "Pero él/ella no sabe eso.", se recordó.

- Hola, animalito - dijo con tono agradable muy falso. No acostumbraba hablar con animales, sino a cazarlos.- ¿De casualidad eres un humano?

Me desperté al escuchar un ruido cerca de mí y observé como un oficial se acercaba con paso firme. “¿Qué deseará?” me pregunté y observé cómo dejaba caer una tremenda cantidad de cuchillos. Estreché mis ojos sospechando de él. Esperaba que ya no tuviera más.

- Hola, animalito - dijo con tono que supuse que era falso. - ¿De casualidad eres un humano?

Casi me reí ante su pregunta. ¿Quién iba por ahí preguntando eso? Moví mi cabeza afirmativamente esperando que me entendiera, ya que no me iba a transformar; no recordaba dónde había dejado mi ropa.

La pantera asintió.

"Debe de ser un humano. Ningún animal es tan inteligente..."

Entonces, otra duda lo atracó. "Si es un humano, ¿Por qué no se convierte en tal?"

La respuesta lo asaltó enseguida. "Si se conviertiese en humano ahora no tendría ropas. Tal comportamiento... debe ser una mujer..."

Murdock se agachó y abrió su mochila en el suelo. Finamente, encontró lo que buscaba: Su uniforme extra, le serviría más al híbrido que a él.

Le lanzó las ropas al animal y, precipitadamente, saltó al hueco entre ambas piedras, donde calló arrodillado en la tierra. "Si es un humano comprenderá que le dí las ropas para que se las ponga..."

Sonreí ante el gesto. Al parecer quería realmente que me transformara. “Pena… ” Pensé mientras volvía a mi forma humana y me colocaba el uniforme que él me había dejado en el suelo. “…mi espíritu animal aún no está conforme”.

Por lo general, cuando sentía que debía liberarme un poco, pasaba semanas en mi estado de alta sincronización, pero nunca me había pasado de encontrarme con alguien. “Tal vez quiera algo…” pensé y fui a buscarlo.

-¿Qué deseas?-le pregunté amablemente cuando pude encontrarlo en un hueco entre dos piedras.

La imágen de la mujer deslumbró al oficial. Seguía sin entender cómo aquellos animales se convertían en personas y viceversa. Era una clase de magia que lo sorprendía a cada vez.

- Ehm... -Dijo, tratando de ordenar sus pensamientos.- La verdad es que no he comido en todo el día y me vendría bien algo de carne ahora... Me refiero a... si tú podrías mostrarme algún lugar donde cazar o algo así...

Murduck estaba preocupado pensando en el posibe caso en el que ella no lo entendiese..

Sonreí ante su reacción.

-Tienes mucha suerte…-le comenté con un poco de gracia.- Soy cocinera así que… Espérame un rato que voy a cazar. Cuando vuelva te preparo algo.-le dije y comencé a alejarme, pero luego recordé algo.-A cambio, ¿podrías buscar mi ropa por favor? No recuerdo donde la dejé.

Yo también empezaba a tener hambre y si la iba a buscar en ese momento con su forma humana tardaría mucho. En cambio, si iba con mi forma animal, podría llegar a romper o babosear mi ropa, cosa que obviamente no quería. Era mejor ir a cazar y que él se encargara de ello.

Sin esperar su respuesta volví al lugar en donde estaba y me sincronicé dejando la ropa que él me había dado en el suelo. Salí corriendo y en poco tiempo olí la inconfundible esencia de los conejos.

En cuanto recibió la orden, el Oficial Murdock subió a la roca donde se había asentado para ver mejor las montañas, buscando dónde podrían estar las ropas de la señorita. Siguió el camino inverso de las pisadas del animal para tomar un rastro, y bajó unos metros por las rocas hasta llegar a un pequeño valle donde los árboles florecían y los ríos fluian, además de estar resguardado por las gigantes masas rocosas de dos montañas. Era un lugar perfecto.

Siguió bajando y encontró unos pantalones azules y una camiseta blanca en el suelo, arrojados. Supuso que serían de la pantera, así que las tomó y emprendió el regreso, pasando por el valle una segunda vez.

"Deberíamos venir a cenar aquí", pensó.

Cuando llegó al huco entre las piedras encontró su unforme extra de militar en el suelo. "Parece que aún no ha vuelto..."

Dejó las ropas junto a su mochila y se dispuso a esperar...

Luego de cazar tres conejos, seguí el rastro que había dejado para volver con el oficial. Dejé los cuerpos de los animales muertos a sus pies. Me relajé al ver que había encontrado mi ropa e hice señas para que me las colocara en el lomo. Por suerte me entendió y me dirigí al lugar donde había antes para cambiarme. Una vez hecho esto volví con él.

-Con tres conejos es suficiente para los dos. ¿Tienes algún instrumento de cocina? Sino, podríamos afilar algunas ramas o usar tus cuchillos.-comenté pensando en cómo cocinar esos animales. “¿Brochette, tal vez?” me pregunté esperando su respuesta.-A todo esto, ¿cómo te llamas?-agregué sorprendida de no haberle preguntado antes.

- Oficial Matt Murdock, a sus órdenes. -Se presentó con una leve reverencia.- ¿Y usted, señorita? -Preguntó, tratando e entablar una conversación.

Me senté en la piedra que estaba a su lado.

-Mi nombre es Rikka.-le contesté.- Un oficial, ¿eh? ¿Y qué cuentas? ¿Qué haces por aquí?-le pregunté viendo si encontraba algo de que charlar.-¿Algún trabajo especial?-interrogué mientras le guiñaba el ojo. La vida de un oficial parecía ser interesante.

- Al contrario, señorita Rikka. -Contestó el soldado.- Verá: En la vida de todo soldado llega un día en el que la monotonía, aunque interesante y estimulante, se vuelve dificil de llevar. Es el momento en que uno decide cambiar, al menos por unos días, aquella rutina a la que se está acostumbrado; salir de la zona de comodidad (Aunque muchos digan que en el ejército no existe tal cosa como la "zona de comodidad" o "comodidad" en si, yo sigo sosteniendo lo contrario).

Entonces miró hacia arriba y se metió las manos en los bolsillos.

- Imagine, señorita Rikka, que cada una de las estrellas que vemos en este hermoso cielo nocturno, están de guardia, con la frente en alto, vigilando al mundo. Ellas son el ejemplo de la monotonía absoluta y eso es lo que el hombre (o al menos el soldado) aspira a alcanzar. Yo cambiaría mi lugar con el de una estrella sin dudarlo, pero dudo que pueda vigilar el universo durante tanto tiempo.

-Sin embargo -continuó.- en esta pobre forma mortal en la que fui asignado, en la que todos fuimos asignados, no soy capaz de aguantar en la monotonía estimulante de la vida y creo necesario el cambio, tal como lo es venir hasta aquí, una zona inóspita y elevada. Es en ese punto que todos somos "débiles", pero si fuimos asignados en cuerpos débiles seguramente hubo una razón. ¿Y si nuestra estimulante rutina es la vida misma? Entonces usted, señorita, yo y todos estamos haciendo un excelente trabajo. Eso es lo que pienso cuando vengo a lugares como éste...

Sonreí al escuchar sus palabras y recordé por lo que yo había ido allí.

-Nadie escapa de la debilidad humana…-dije para mí misma mientras fijaba mi vista al cielo. Un oficial y un híbrido en las montañas escapando de la monotonía de sus vidas. Uno, por el cansancio de su mente. El otro, impuesto por su naturaleza felina.-Es tan extraño pensar en esto…- le confesé.- Por lo general, no suelo pensar en estos temas. Soy más de dejarme llevar que de analizar la situación. Jamás en mi vida me había puesto a analizar esto.

Giré mi cabeza para poder observarlo fijamente.

-Es gracioso pensar que por un lado la monotonía nos brinda la paz de algo continuo y fijo, pero hace que nuestra vida pierda sentido. Empezamos a preguntarnos para qué estamos, si lo que hacemos lo hacemos por algún motivo, entre otras cuestiones.-Sonreí.- ¿Realmente te gustaría alcanzar la monotonía absoluta? ¿Qué ocurriría con el cambio y las sorpresas? Yo creo que la naturaleza fue sabia al hacernos débiles.

Spoiler:

- Por supuesto que lo fue, señorita, Nuestrosistema es sabio e incuestionable. Eso lo hace interesante...

Se sentó en el suelo y sacó unos elementos de su mochila.

- ¿Comemos?

Observé los utensilios que sacaba de su bolsa. Con lo que vi, podría llegar a hacer estofado de cordero. Agarré uno de los cuchillos que había dejado cerca mío y comencé a preparar la carne del conejo para poder cocinarla.

-Dime, ¿alguna preferencia con la comida?-le pregunté. Deseaba seguir la charla con él, pero no podía encontrar algo de lo cual hablar. Suspiré amargamente cuando volví a sentir las ansias de cazar y comer carne cruda.-Creo que después de cocinar, me voy a correr un rato.-le comenté.-No dispares si ves una pantera, que seguramente soy yo.-agregué divertida mientras le guiñaba un ojo.

El Oficial Murdok y la señorita Rikka cenaron bajo el cielo reluciente de estrellas. Más tarde ella volvió a su forma animal y él se acostó en los suelos, deseoso de un descanso.

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Ya de madrugada, un ruido lo despertó: un gruñido. "Será la señorita Rikka", pensó, y levantó la cabeza. Efectivamente allí había una pantera, observándolo con ojos entrecerrados, concentrados. "¿Por qué vino aquí en forma animal? Podría haberse cambiado arriba, en la roca...", se dijo.

Entonces la pantera sacó las garras y las arrastró por el suelo. "¿Qué está sucediendo?" se preguntó.

- ¿Señorita Rikka? -Preguntó, extrañado, pero el animal solo rugió más.

"¡Mierda!", se alarmó el oficial: No era la señorita Rikka; era solo una pantera cualquiera, y él era un idiota por estar desprotegido en medio de la montaña.

Hechó un rápido vistazo a la mochila verde a metros tras el animal. No podría llegar a ella sin cruzarse con la fiera. Tambpoco sus cuchillos estaban con él, y no tenía alrredeo ni piedras para lanzarle. Solo tierra.

"Si no hago algo rápido..."

Me desperté con la brisa en mi pelaje y al ver a Matt aun dormido decidí ir a correr un rato.

Corrí por las montañas disfrutando del paisaje y la libertad. Luego de unas horas disfrutando de la soledad comencé a volver a donde se encontraba el oficial y, entonces, sentí el sonido de los pequeños saltos de un conejo. "Es hora del desayuno" pensé al saltar sobre el y matarlo atravesando con mis dientes su cuello. Rápidamente el animalito murió y la sangre tiñó su piel. Comencé a comerlo distraidamente hasta que algo captó mi atención. La briza me había traído el olor de otra pantera.

Me dirigí a toda prisa en busca de Matt. "¿La pantera lo estará buscando a él como presa?" me pregunté y de pronto escuché un gruñido. "Mierda" pensé y observé como el otro felino saltaba para atacar al oficial. Instintivamente me arrojé y empujé a la bestia provocando que esta cayera al piso. Mi parte salvaje rugió ante la idea de una buena batalla.

"Ven..." pensé mientras le gruñía a la otra pantera y le mostraba mis dientes. Era un macho... "Más fuerte y sanguinario..."pensé. "Pero menos resistente e inteligente que yo..." Además, si llegaba a estar en peligro, me encontraba segura de que Matt intervendría utilizando alguna de sus armas. "Aunque quiero que esta pelea sea entre él y yo..."

En cuanto las panteras chocaron, el Oficial Murdock corrió hasta su mochila y la abrió, mientras observaba como se miraban fijamente los felinos.

Entre sus elementos encontró loque buscaba: su preciado rifle cerrojo.

Se lo calzó en el hombro y puso el ojo en la mira. "Aprovecha ahora que no te está mirando", se dijo y puso el dedo en el gatillo. Pero entonces, vio desde la mira como la señorita Rikka se ponía en medio. "¿Qué está haciendo?" se preguntó por segunda vez en esa noche. "¿Acaso querrá que no interfiera? Podría acabar esto en un instante..."

Me interpuse entre la mira del rifle y mi enemigo. Yo quería ser quien acabara con la pantera.

Estudié todos los movimientos del macho. Hacía tiempo que no luchaba contra algún animal... Mi enemigo me observaba sigilosamente mientras sacaba completamente sus garras, yo repetí eso. Sabía que en algún momento atacaría. Mientras no dejara que me mordiera tendría una gran oportunidad de acabarlo rápidamente.

El macho se preparó y saltó con las fauces abiertas, queriéndome atacar directamente. Lo esquivé saliendo de su trayectoria y dirigí mis colmillos a su cuello.

Otro rugido sonó a lo lejos. “¿Acaso es temporada de celo?” me pregunté. Las panteras no se encontraban con la manada a menos que se estuviera en esa época. “Mierda” pensé mientras el macho escapaba de mi ataque. Lo último que quería era una manada de panteras atacando.

El oficial Murdock también escuchó el rugido. Y luego otro. Y luego otro más. No pasó mucho tiempo hasta que estuvieron rodeados por unas ocho panteras. Murdock se calzó la mochila y sacó otro rifle.

- Vuelve a tu forma humana -Le dijo, arrojándole lás ropas que tenía cerca suyo.- Si los atacas como pantera podría dispararte.

Ella no hizo nada, sino que se quedó quieta, observando a la manada que se les iba a echar encima eventualmente

-Que te camb

Maldije. No tenía tiempo para desincronizarme y vestirme.

Rápidamente metí mi cabeza en una de las remeras y la rasgué, formando alrededor de mi cuello un collar. De esa forma el podría reconocerme y salí a atacar.

Me dedique a luchar contra las panteras más cercanas mientras escuchaba los disparos del rifle. Era completamente cuidadosa en cada ataque, sabiendo que no podía perder el collar improvisado y que, además, tenía que acabar rápido con las panteras que venían. Era capaz de luchar con dos o, a lo sumo, tres. Pero si venían más estaría acabada.

Agitada ya por la lucha continua, comencé a notar un gran cansancio. “Ya falta poco” pensé cuando Matt le disparó a una de las panteras que se acercaba a atacarme.

El oficial rápidamente entendió el improvisado sistema del collar. Ahora parecía más brillante su futuro; básicamenteporque en él seguían con vida.

Una a una fue bajando a las panteras hasta que solo quedaron dos: la señorita Rikka y la primera que se las había acercado.

-Es toda suya, señorita... -Dijo Matt, apoyó la punta de la escopeta en el suelo para hacer un apoyo improvzado, viendo a las dos fieras enfrentarse.

Reí mentalmente ante las palabras de Matt y volví a prestar atención al macho que tenía frente a mí. Durante la lucha, me había dado cuenta de que era el macho alfa. Debería estar completamente colérico por la pérdida de su grupo.... y yo no podía estar más alegre y excitada.

Gruñí para incitarlo y molestarlo aun más. Tenté a la bestia avivando su enojo. Me reía ante la situación.

Rápidamente la pantera se lanzó sobre mi e iniciamos una pequeña batalla de la cual yo ya sabía que iba a salir victoriosa. Alargué la lucha lo máximo que pude, hasta que vi que ya era demasiada crueldad para el animal. A pesar de todo, yo seguía siendo humana. Con un elegante movimiento clavé mis colmillos en su cuello y lo maté. La sangre chorreaba de mi boca y miré fijamente hacia Matt preguntándome que pensaría de todo aquello.

Me acerqué y tomé la ropa con mi boca y me fui a cambiar.

-Perdóname por el espectáculo...-le dije cuando volví ya en mi forma humana. Sabía perfectamente que me encontraba toda sucia, manchada de sangre. "Debería bañarme..." pensé mientras lo miraba.-Necesitaba esa pelea..-agregué.

Luego de tanto ajetreo, ninguno de los dos se había fijado en que ya era de día.

El oficial guardó todos sus elementos en la mochila y se la calzó.

- Parece que ya amaneció -le dijo a Rikka-. Ya es hora de que vuelva a Odalya...
-Puede quedarse con la ropa... - agregó.

El oficial se inclinó como muestra de respeto y como saludo, y comenzó el descenso sin ver a la mujer. Había sido una noche muy larga...

Spoiler:

Después de despedirme del oficial, me recosté en la piedra y dormí un poco. Más tarde iría a alguna aldea para bañarme o algo. Por ahora solo deseaba relajarme un rato más.

Pasaron horas y me desperté con la luna en lo alto. Algo me había despertado... Era el ruido de un carruaje.

Decidí ir a ver si podrían acercarme a la Aldea y por suerte logré que lo hicieran.

-¿Un oficial?-me preguntaron cuando subí al transporte.

Les sonreí.

-No, solo es una ropa prestada...-les contesté. "Tal vez una ropa que debería devolver, también." pensé y el carruaje comenzó a andar.

Spoiler: