Un viaje esperado

Se despertó temprano. No estaba acostubrado a dormir mucho ni bien, pero aquella noche, junto a Doll, se sintió seguro y contento. Se encontró con su cuerpo aún dormido sobre su pecho, el calor de ambos seguía sintiéndose, pero la veía como a una joven bella y tranquila. La dejó dormir un rato más mientras disfrutaba de su compañía. Quería seguir allí eternamente, pero ya era hora de partir. Intento despertarla suavemente, pero bostezó un poco y lo abrazó, quizás confundiendolo con la almohada. Al notar esto, se despertó, sonrojada. "Ya es hora de irnos" le dijo Hes suavemente antes de besarla por primera vez en el día. Agarro un poco de ropa (no tenía idea de cuanto tiempo estarían allí) y suficiente dinero. Puso todo en su mochila y le entrego a ella su katana "siempre es bueno llevarla, por las dudas".
Mientras Doll se terminaba de arreglar, aún un poco dormida, Hes se transformo en lobo: su piel pálida y flaca se tornó peluda y musculosa, su hocico joven recordaba su forma humana en lo tierno y sus profundos ojos negros veían más allá de lo que le mostraban. Aquella preciosa criatura sería su medio de transporte, como le había prometido.

Spoiler:

Siempre le costaba despertarse, pero esa mañana la habían despertado de una manera tan dulce que no sintió ganas de quejarse. Se vistió y preparó adormilada, sin decir nada pero con una sonrisa en el rostro, no estaba acostumbrada a despertar con alguien más.
Cuando le dio la katana la observó extrañada, incluso la desenvainó un poco para ver el brillo. No comprendió la razón por la que se la daba a ella hasta que tomó su forma animal. Lo observó sorprendida ante el cambio, no había visto nunca a aun híbrido cambiar de forma delante de ella y la curiosidad era demasiada. Se acercó a acariciar su pelaje: suave y cálido... Era Hes. Sonrió al sentirlo tan real.
-¿Supongo que debo subirme? ¿Me soportarás todo el viaje?-inquirió acariciando su lomo, hundiendo los dedos entre las hebras oscuras de su pelaje.

Algunos híbridos se diferencian de el animal al que se transforman por algunos rasgos humanos, pero el no. La transformación era completa y perfecta: pero podía hablar.
"Sube tranquila, el viaje es largo pero iremos rápido" termino diciendo en tono jocoso.
Doll agarro los bolsos que habían armado y se dispusieron a partir. El sol todavía no había salido completamente y el color de la mañana predecía un día perfecto. Al principio no se había dado cuenta, pero el cuerpo de Doll no le era un peso en absoluto, es más, encajaba. Su casa quedaba en el Norte de la cuidad, y para llegar a l playa había que atravesarla. "Pasaremos por la ciudad, podemos comprar algo para comer en el camino".
Su paso era veloz y firme, si no volaba, al menos lo parecia. Sentirla casi recostada sobre el lo reconfortaba y le daba más ánimo de viajar

Al principio se subió ciertamente temerosa, pero con los primeros trotes -que casi la hacen caer- se acostumbró, recostándose un poco hacia adelante. No hubiese imaginado que podría oír su voz incluso estando en esa forma pero fue un alivio ya que se entenderían más fácil. Se aferró con fuerza para no caerse pero se sentía segura, la brisa haciendo que su cabello la siguiese como una aura en su espalda.
Podía acostumbrarse a viajar de esa manera, era reconfortante.
-No hace falta que paremos... Me gusta-le dijo un poco entre risas.

A una gran velocidad cruzaron primero la cuidad, luego la llanura y por último el bosque que los separaba de la playa, su ansiado destino. Dos días tardaron en llegar, la noche la pasaron en una posada en la llanura. Desde su ventana podían apreciar las estrellas y el amanecer.
Ambos atravesaban el viento como uno sólo, y su armonía era perfecta. Pero a pasar de todo, Hes se cansaba, y necesitaba comer. Antes de llegar a la posada quería volver a su forma humana, para ser más presentable. Lo malo de ser híbrido es no portar ropa. Le pidió no sin sonrojarse (si, los lobos pueden sonrojarse, y es de hecho, algo tierno) a Doll que le alcanzara la ropa que había traído en su bolso y que lo dejara un segundo a solas tras un árbol.

¿Eso había sido un sonrojo? Sonrió con ternura y sacó una muda de ropa del bolso que él había preparado y lo dejó sobre su lomo.
-No espiaré, lo prometo-rió un poco dándose la vuelta para esperarlo, aunque internamente tenía mucha curiosidad por verlo volver a su forma original, la sorprendía esa capacidad que tenía.

Saltó como lobo, cayó como humano. Le gustaba esa clase de piruetas, aunque nadie lo viera. Ágil pero delicadamente se puso su pantalón negro, su camisa de mismo color y sus botas y se reencontró con Doll, quien lo esperaba. Juntos entraron a la posada y comieron. Luego de reservar la habitación que querían se dispusieron a dormir. Juntos nuevamente, el frío se olvidaba de ellos y las estrellas los envidiaban.
Una nueva mañana llegó y partieron nuevamente. No hubo ningún inconveniente hasta llegar a la playa y cuando llegaron Hes le había preparado una sorpresa: la noche antes de partir había enviado una paloma mensajera para reservar una casa justo frente al mar. "Espero que te guste" le dijo a Doll sentado en la arena, para después lamerse una pata.

El viaje había sido más corto de lo que esperaba, ella estaba acostumbrada a viajar a pie así que los únicos dos días de viaje la tomaron por sorpresa. Además había disfrutado a pleno la compañía y la velocidad.
Cuando se encontró con la pequeña pero pintoresca casa de madera en la playa se quedó helada. Era como sacada de un cuento, con los enormes ventanales que daban al mar y su aspecto reconfortante.
-Hes... No hacía falta que... Hicieras tanto...-Se sentía algo conmovida por el gesto.

Hes hacia todo lo posible para satisfacerla, pero no estaba acostumbrado a tanto calor, y no le gustaba mucho. Pero sabía que a Doll si, así que trataba de soportarlo. "Me alegra que te guste, sinceramente nunca había estado aquí, pero me habían contado que era bello" termino diciendo. "Quiero volver a ser humano" le recordó mirando el bolso que llevaba en su mano. "Vamos adentro"

-Bien...-sonrió volviendo a cargar las cosas hacia la casa.
Al abrir la puerta se encontró con que era tan hermosa como imaginaba. Sonrió aún más aspirando el aire cálido y seco del mar, el calor rodeándola de forma natural. No podía pedir más, realmente estaba cómoda allí.
Como había llegado a Odalya desde las montañas nunca había visitado un lugar tan cálido como aquel.

"gracias" le dijo suavemente, ya no aguantando más su propio calor ni su pelaje. salió con una malla de baño negra y sin remera, su cuerpo pálido contrastaba demasiado con el entorno y el sol resplandeciente. Daba un poco de gracia verlo al principio. En su mano izquierda llevaba una sombrilla negra; en su hombro, una toalla. (nunca entendió por qué se empleaban sombrillas negras para el sol, cuando es justamente el negro el color que más lo atrae, pero siempre funcionaba). Salió y se dirigió al mar. antes de llegar, dejó su toalla en la arena, clavó la sombrilla y se tiró a reposar. Fue mucho lo que corrió para llegar hasta aquel apartado y hermoso lugar, el descanso le era merecido. Pensó que Doll estaría atrás suyo, por lo que se levantó y se dispuso a hablarle, cuando se dió cuenta que no estaba. Había quedado atrás, mirando, no sabía si fascinada, confundida, o simplemente mirando. No le gustaba la idea de tener que soportar tanto calor, pero estar con ella lo valía. Para no ser descortés, se incorporó nuevamente y la miró.

Lo vio salir con ese atuendo, que no dejaba de parecerle atractivo pero era impropio de él, y no pudo más que seguirlo fuera de la pequeña pero refrescante casa. La vista directa del mar era fascinante, podía oír las olas y la brisa mecía ligeramente su largo cabello rojo. El aire estaba tan seco y era tan cálido que la sorprendía, se sentía abrazada por los rayos del sol y el calor entraba por cada uno de sus poros. Estaba tan feliz que quería prender una fogatata o simplemente encender alguna llama.
Se encontró con la mirada del hibrído y sonrió casi de forma infantil.
-Dime, Hes... Dime que hay algo que puedo usar de traje de baño...-miró por sobre su hombro el mar con ansias. Quería probarlo... Quería quitarse la cantidad de ropa que llevaba encima y sentir el sol tocando cada centímetro de su piel.

"No creo tener nada, tu tampoco has traído?" Le preguntó creyendo recordar que ya habían hablado sobre esto antes de partir. Pensó un momento en dejarla sola, para que pueda entrar al agua, sin sentirse observada ante la falta de su ropa. Le dejó una toalla, y se acercó a ella. "Si quieres voy adentro, tu disfruta del agua" pudo decirle al fin, no sin sentir que la abandonada un poco

Sonrió, él la trataba demasiado bien, más de lo que ella merecía. Se sonrojó un poco pero no dijo nada por unos segundos mirándolo a los ojos.
-No me molestaría si te quedases... But thanks...-besó su mejilla dejándola marcada debido a su labial rojo fuego y tomó la toalla que le ofrecía.

A pesar de lo mucho que hubiera querido quedarse, le sonrió y volvió a la casa. Entró en la habitación que compartirían y se dispuso a leer la novela que había dejado pendiente. Estaba frente al gran ventanal que daba a la playa, y a Doll. No se había dado cuenta de esto, y bajó su libro brevemente: allí estaba ella, parada, con su espalda desnuda, perfecta, hermosa. Amó esa imagen, y hubiera deseado poder pintarla en esa pose, pero creyó correcto no observarla más, y cerró las persianas del ventanal, para que entrara la luz, pero no las imágenes. Sin embargo, ella quedó allí, en su mente.
Al rato, quedó dormido en el sillón, esperando que Doll vuelva.

Antes de comenzar a quitarse la ropa echó una mirada sobre su hombro para verlo alejarse y suspiró, había ido de viaje con él y le resultaba extraño que no pudiesen estar juntos en el mismo lugar sólo por eso.
Terminó de desvestirse y sintió como la luz del sol tocaba cada centímetro de su piel, para ella que amaba el calor era una bendición.
Luego de sentir unos segundos el calor corrió hasta el agua y se detuvo al sentir el frío contrastante del agua, contuvo la respiración unos segundos y luego se zambulló en el mar de una sola vez. Maldijo el agua helada ¿Cómo podía estar tan fría?
Salió al poco tiempo para secarse con el sol viendo las nubes y se envolvió en una toalla para entrar a la casa de nuevo. Se encontró con el morocho durmiendo en el sofá con un libro en las manos, sonrió con ternura y se acercó a él acariciando su rostro despacio con la punta de los dedos.

Podría haberse despertado de golpe, sobresaltado, lo que hubiera sido lógico, por otro lado. Pero la suavidad de esos dedos, la ternura empleada para ese simple acto, lo dejó en ese estado en que no se sabe si es sueño o es realidad. Pero sin duda alguna, lo dejó contento. Al reconocer a la joven pelirroja, sonrió dulcemente y llevó su mano lentamente hacia su cuello, jugó con su pelo y se acercó lentamente a su rostro, pasando por sus labios, pero sin besarla, terminando en su cuello, donde luego de un pequeño juego con su mano le dijo suavemente al oído: "estás hermosa cuando estás mojada". Luego, y sin dar lugar a una respuesta, besó su cuello y volvió a la pose en la que lo encontró.

Se ruborizó un poco ante el halago y el gesto suave y delicado, suspiró para restarle importancia y para que no notara su sonrojo. Rodeó el sillón para tomar su ropa e ir a cambiarse de nuevo.
-No era mi intención despertarte... Lo siento, Hes...

"No es ninguna molestia ser despertado por un ángel" le dijo con voz suave y cariñosa. Al decirlo, noto un pequeño rubor en su mejilla, lo que le pareció sumamente tierno. Al ver que lo rodeaba y se disponía a irse, le preguntó mirándola a los ojos "ya te marchas?"

Rió levemente ante su tono de alarma, sonrió con picardía mientras se peinaba un poco el largo cabello rojo y giraba hacia él.
-¿No quieres que me marche?-preguntó pretendiendo ser seria, no estaba en sus intenciones irse a ningún lado, sólo se estaba vistiendo porque intuía que lo pondría incómodo si no lo hacía.

Cuando se dio vuelta vio que en su otra mano llevaba su ropa, pretendía vestirse. Simplemente sonrió y se dedicó a su libro nuevamente, mientras escuchaba sus pasos que se marchaban hacia en baño.
La soledad de ese hermoso lugar le transmitía paz y armonía. La belleza de su joven compañera sumaba ese aire que no deja que el tiempo pase, y llenaba sus pulmones con seguridad y felicidad. Para demostrar su estado de ánimo puso música clásica en la habitación y roció el ambiente con su perfume favorito, como acostumbraba cuando estaba contento. No volvió con su lectura, quedó de espaldas mirando el mar, en esa atmósfera tan perfecta para él.

Luego de volver a vestirse con la ropa que llevaba antes ya que no tenía otra por lo inesperado del viaje caminó sonriendo hacia él, abrazándolo por la espalda. Era más alto que ella y la diferencia se notaba más aún si ella no llevaba sus zapatos con taco. Dejó un besó en su espalda, en medio de sus omóplatos.
-No me respondiste, Hes ¿Quieres que me marche o no?-preguntó sólo por picardía.

sus brazos lo rodearon, el beso le llegó como una pluma que se apoya sobre el agua. Sonrió. Se dio vuelta, sin separarse de sus brazos y la besó, lentamente, mientras su mano se posaba tras su cuello. "debo decir más?" le preguntó con un tono juguetón, sin esperar respuesta. se alejó y corrió el sillón que antes ocupaba para llevarlo contra la pared. se sacó la camisa y los zapatos. Doll lo miraba con extrañeza y cierta vergüenza. Hes se dio vuelta y le dijo suavemente "no te preocupes".
A continuación, y como el bien sabía comenzó a sonar "le vals des fleurs" de Tchaikovsky. Extendió su mano hacia ella, hizo una reverencia y le preguntó "me concedes esta pieza?" La noche había llegado, y el reflejo de la luz de la luna sobre el agua iluminaba la habitación entera de una forma mágica.

Lo miró algo sorprendida y negó con la cabeza tomando su mano conteniendo la risa un poco.
-Debería advertirte...-se pegó a él mirándolo a los ojos con cierta timidez-Que no sé bailar... Menos música clásica...-aunque no podía reconocer de qué pieza se trataba sabía que debía ser muy reconocida porque estaba segura que la había oído antes-Así que si no quieres que te pise o algo...-lo miró divertida.

"el vals es facil, sólo sigue mis pasos". En realidad, Hes buscaba una excusa para abrazarla y tenerla cerca, y aprovechó aquella magnífica pieza para hacerlo. A pesar de algunos tropiezos, fue bien, y sobre todo divertido. No todo fue por no saber bailar, cada tanto, Hes se perdía en los ojos de Doll, lo que le hacía perder el ritmo. Pero lo disfrutaron, los dos.
Terminó la música, y quedaron abrazados en el centro de la habitación, primero mirándose, luego besándose. "estás hermosa" le susurró al oído. luego se separó de ella, y volvió a inclinarse para dar cierre al baile.