Buscando información

Morbius entró apresurado en el castillo, tratando de esquivar a toda la gente que caminaba por el centro de la ciudad en ese caluroso día. No traía las garras y eso le molestaba, pero si las llevaba encima solo causaría pánico y llamaría la atención.
Dentro del gran vestíbulo había mucha gente dando vueltas y moviéndose de un lado al otro en el incesante movimiento de las masas.
Las diosas estaban en los pisos superiores, mientras que la planta baja servía como centro administrativo de Odalya.
El hechicero se acercó a un recibidor de mármol tras el cual se encontraba un anciano revisando papelería.
- Hola... -se presentó con una sonrisa tenebrosa y con la capucha puesta. No se le veían los ojos.
- Hola, señor ¿En qué podemos asistirlo?
- Necesito información sobre todos los híbridos de la ciudad: cómo se llaman, dónde viven... todo.
El anciano recorrió con la vista se escritorio al otro lado del recibidor y encontró unos papeles.
- ¿Busca información de alguien en particular, señor?
- No lo sé... No sé su nombre. Sé que es un híbrido Tigre de alta sincronización, pero nada más...
El anciano pasó el dedo por un papel blanco buscando los datos que le decían.
- El único híbrido tigre que tenemos registrado es Meikuno, pero es de sincronización media. ¿estás seguro que es de alta?
- Muy seguro.
- Entonces debe ser un forastero, un viajero o alguien no registrado. Eso es todo lo que puedo decirte.
Morbius le agradeció y salió a la calle otra vez, enojado por no encontrar más información. Afuera el calor era insoportable, pero el hechicero seguía con la capa puesta...

Bueno, aquí empieza otra historia de Morbius, el hechicero. Súmese quien quiera, es libre.
Aprovechen que no tiene las garras...

Concentrada en una de sus uñas partidas no vio venir de frente al joven con capucha y se chocó en su camino.
-Ey! Ten un poco más de cuidado por dónde vas...-Le dijo antes de fijarse en él y quedarse evaluándolo unos segundos-Claro, con los ojos tapados no ves nada ¿No?

-¿Acaso es una indirecta para verme los ojos?- Morbius se quitó la capucha y dejó ver su cara.- ¿Qué necesitasen el castillo de la Diosa 1, pelirroja?

Frunció el ceño ante el tono y la mirada desafiante. En realidad no planeaba hacer nada, estar allí ya era una molestia, se sentía debilitada con sólo acercarse... Pero estaba haciendo las cosas por su trabajo. Era reconocida por tener contactos de toda clase por lo que la usaban de intermediaria, si no actualizaba a sus conocidos no tendría trabajo y, por donde solía moverse, no había mucha gente interesada en contratarla en esos momentos.
-No es asunto tuyo lo que yo haga o deje de hacer...-

-Lo veo... -Dijo Morbius, profundo.- Lo veo en tus ojos. Has visto cosas... La gente confía en ti pero tú no confías en nadie... Ni siquiera en mí, un extraño que te cruzaste por accidente, ¿o no?
Morbius volvió a ponerse la capucha y, prófugo del sol, escapó de las calles, perdiéndose entre la gente y entre las sombras...

¿Y cómo voy a confiar en alguien que no conozco ni de nombre? Bufó algo molesta por la arrogancia del comentario. ¿Qué es lo que hacía analizándola porque sí? No era un bicho raro y nadie le había pedido su opinión. Ya se conocía lo suficiente a sí misma
Ese chico era raro y parecía ciertamente poderoso; lo guardó en su memoria por si en algún momento necesitaba usarlo para algo.
Se alejó caminando internándose en las calles evaluando si alguien podía contratarla mientras pensaba de forma burlona: "¿Y tu si confías en mi?"