bosque maldito y sorpresa inesperada

Alimac, se dirigió hacia el bosque. Sabía que había riesgos que podía correr: como que la quisieran atacar horribles bestias, o que la envenenaran las místicas plantas que podrían ser incluso tan peligrosas como cualquier otra alimaña, o que los insectos gigantes la persiguieran sin piedad, o alguna otra cosa inesperada.
Sin embargo debía afrontar estos riegos; no tenía otra opción. La manzana mágica que debía encontrar para poder salvar a su primer alma del pacto angelical se encontraba solamente en un árbol en el centro del bosque legendario.
Comenzó su trayecto. Cuando ya había hecho más o menos cien metros se cruzó de frente con un chico. Ello le generó una sorpresa grande pues no esperaba más que encontrarse peligros en ese enmarañado bosque. El chico aparentemente también se sorprendió y le preguntó hacia a dónde iba. Ella le contestó observando la expresión seria de su rostro que se dirigía al árbol de manzanas. Ya había leído su pensamiento; sabía que él estaba preocupado también por encontrar el mismo árbol.

Había estado dando vueltas por el bosque durante ya varios días. Ya no había plantas que no hubiera visto excepto por un supuesto manzano del que había oído rumores. Había escuchado que se encontraba en el medio del bosque y sus frutos poseían poderes curativos.
Continuó caminando sin rumbo y sin tener idea de dónde estaba. Ya se ocuparía a la noche de ello o cuando quisiera salir del bosque. Estaba admirando un hermoso ejemplar de Sirolya y sus pétalos perfectamente violáceos cuando escuchó unos pasos cercanos y fue a su encuentro luego de olfatear el aire y ver que era un humano. A los pocos metros se cruzó con una chica pelirroja a la que no pudo evitar preguntar a dónde iba ya que no parecía estar cómoda con el bosque y le dió curiosidad saber que hacía allí. Le respondió que buscaba el mismo árbol que él. Aún no sabía dónde estaba por lo que sólo asintió y se puso a observar las espinas de una Kandralya cercana.

Alimac trató de comenzar una conversación. Le preguntó su nombre a pesar de que ya lo sabía por haber leído su mente pero él la miró fijamente y no le respondió nada. Después el chico comenzó a mirar otras cosas del bosque ignorándola. Alimac se sintió ofendida pero no lo demostró. Sin embargo, minutos más tarde de dio cuenta que estaba perdida y no sabía cómo seguir su rumbo hacia el árbol de manzanas. Necesitaba la ayuda del extraño desconocido sino estaría perdida. Entonces comenzó a tratar de llamarle la atención pero Senri seguía ignorándola. Se le ocurrió que tal vez quisiera comida, por lo tanto sacó de su mochila de reservas unos sanwichs. Senri continuaba ininmutable. Alimac continuó buscando en su mochila y encontró un chupetín. El desconocido giró su mirada hacia él.

Observó el dulce y después a la chica señalándose a si mismo, preguntando de forma muda si el dulce era para él. La chica asintió y le dio el dulce con la condición de que la ayudara a buscar el manzano. Senri sonriendo levemente y afirmó con la cabeza aceptando el trato. Inmediatamente se llevó el dulce a la boca y observó el cielo orientándose a grandes rasgos por la posición del sol, si lo que se decía era cierto, el manzano estaría exactamente en el centro del bosque. Hizo algo de memoria con esfuerzo para ver también de forma aproximada por que parte del bosque había entrado y por dónde andaría ahora para intentar ubicarse y deducir en qué dirección debían ir. Luego sólo tendría que buscar un lugar húmedo y soleado, probablemente algún claro, ya que allí habría mas posibilidades de encontrarlo. Cómo último recurso podría intentar preguntarle a algún animal con el que se crucen.
Se dio la vuelta e indicó con señas a la chica para que lo siguiera.

Hicieron unos metros cuando derrepente apareció un animal feroz. Senri intentó hablar con él pero éste no se mostró amistoso. Estaba hambriento y tenía enormes garras. Ali utilizó sus poderes telequinéticos para frenarlo pero su estentóreo ruido la desconcentraba y sabía que no podría detenerlo por mucho tiempo. Senri le dijo a su compañera "yo me ocupo de él" y avanzó desafiante hacia el temible animal

Senri estaba concentrado en el camino que deberían seguir y no se dió cuenta de que se aproximaba un animal salvaje hasta que apareció frente a ellos. Era un puma y parecía tener intenciones de atacar, confirmadas luego de intentar comunicarse con él y obtener como respuesta un rugido hambriento. Se agachó donde estaba para observarlo a los ojos en un intento vano de evitar que atacara mientras recogía unas hojas de planta del suelo. Notó que la chica que lo seguía también intentaba algo con los mismos resultados que él por lo que suspiró deduciendo que no había mas opción.
- Yo me ocupo de él. - Murmuró desganado segundos antes de que el animal se arrojara de un salto sobre ellos. Utilizó su transformación y se abalanzó sobre el puma colisionando contra el en el aire desviándolo de su objetivo haciendo que centre su atención en él.
Se enfrentaron comenzando lentamente a dar pasos en círculo sin dejar de perder contacto visual uno con el otro. Analizándose. El puma rugió y se abalanzó sobre Senri quién lo esquivó y aprovechó para tirarse sobre el aprisionándolo con sus brazos contra el suelo. El animal se debatía bajo su peso y Senri de alguna forma logró meter una de sus manos en la boca de la bestia siendo mordido al instante. Retiró su mano sangrante y continuó inmovilizándolo unos minutos mas hasta que quedó inmóvil.
Lo soltó y se levantó lamiéndose la mano herida, si es que podía llamársele así porque aún mantenía su transformación y estaba cubierta por un brillante pelaje plateado ahora con pequeñas manchas de sangre y unas garras filosas. Lamentablemente no había plantas curativas por la zona ni llevaba ninguna encima, pero por lo menos no era una herida profunda. Por suerte las hojas de Kandralya que había recogido habían tenido un rápido efecto y habían paralizado al animal.
Sacó unas cuantas tiras de carne seca de su bolso y las dejó en el suelo al lado del puma. Volteó a ver a la chica y le hizo señas que lo siguiera mientras caminaba alejándose del animal continuando el camino que antes seguía.
- El efecto no durará mucho. - Explicó señalando al felino para que se apresurase.

Ali quedó sorprendida del increíble valor con que Senri enfrentó al animal. Se lo dijo a él. Él solamente le respondió que las plantas no tendrían un efecto duradero sobre el animal.
Siguieron su camino. Ali se dio cuenta que a pesar de que podía leer la mente de su acompañante no sabía casi nada de él; su mente sólo pensaba en el árbol que debían encontrar. Entonces le preguntó de dónde era. Senri no dio ninguna respuesta. Ali nuevamente se sintió frustrada por la apatía de Senri.
De repente se le ocurrió que tal vez le podría decir algo sobre su futuro que lo sorprendiera y de esa manera al menos comenzaría una charla. Entonces se concentró bien en él y le dijo: "en tu futuro veo una mujer de la cual te vas a enamorar y va a ser el amor de tu vida".

Se dio vuelta observándola algo confuso ¿A qué venia eso? Se quedó durante unos minutos inmóvil, meditando sus palabras sin encontrarle sentido alguno ni el por qué las había dicho.
¿Enamorarse, él? ¿Cómo... De dónde sacaba eso? Su cara tomó un poco de color antes de que se encogiera de hombros y continuara caminando.
Luego de un tiempo se alejó corriendo sin previo aviso. Si no se equivocaba ya deberían estar cerca del árbol.

Ali se sintió mal. Senri se había alejado derrepente sin decir nada. Tal vez le había molestado esa predicción que le había hecho. Lo siguió. Entonces vio a Senri contemplando el hermoso árbol de manzanas. Ali no podía creerlo...., ya había llegado a su objetivo. El árbol era gigantesco y las manzanas, también enormes, brillaban con el reflejo del sol.
Senri corriendo se acercó al árbol. Cuando de pronto una chica se interpuso en su camino. La chica dijo lo siguiente: "en este momento estoy como custodia del árbol, nadie puede acercarse a él". Senri la empujó violentamente pero la chica de alguna manera, probablemente con algún poder suyo, logró paralizar al hídrido sin que pueda dar un paso más.