Visita Inesperada [Priv. Nora]

Se removió en las sábanas, perezoso. No tenía ni un gramo de resaca pero la chica que se había ido hacía como una hora le había drenado toda la energía.
Se sonrió satisfecho ante el pensamiento. Había sido una muy buena noche. La había conocido en el antro y sí que no era una chica que perdiese el tiempo. Después de usurpar uno de los cuartos del antro por horas, la convenció de seguir las cosas en el hotel.
No había dormida nada. La chica se fue a trabajar y él se dejó caer en la cama, de cara a la almohada.

No esperaba que sonase el timbre. Por cortesía a quien estuviese del otro lado de la puerta, se levantó y se puso sus bóxers, que estaban perdidos por el cuarto, y unos pantalones con cargo negros que le quedaban por las caderas.
Esperaba no estar demasiado 'marcado' porque no tenía ganas de ponerse una camisa.

Al rascarse la cabeza notó que estaba sumamente despeinado y no era para menos con todo lo que había pasado.

Abrió la puerta bostezando y se topó con los ojos rubíes y el cabello blanco nieve de Nora. La observó abiertamente sorprendido y, sonriéndose, se apoyó en el umbral de la puerta con los brazos cruzados.

-Qué grata sorpresa, wee rabbit. Mornin'.- la saludó- Han pasado 3 semanas. ¿Qué te trae por aquí, lass?- le preguntó mientras se hacía a un lado y un gesto para que pasase.

Lo primero que hice al llegar a Odalya fue dirigirme al Hotel en busca de Iain. Nunca más volvería a aceptar trabajo de alguien sospechoso y aterrador. Además de hacerme matar a alguien, el maldito no me quiso pagar y, cuando insistií en cobrarle, él había tratado de matarme. “Idiota…” pensé. Me había escapado casi por suerte, pero eso ya era historia antigua.
“No quiero que vuelva a pasarme eso.” pensé mientras tocaba el timbre del cuarto de Iain. Tardó en abrir la puerta y cuando lo hizo me quedé boquiabierta.
Su cabello rojo estaba completamente desalineado y llevaba solo un pantalón negro que le quedaba por las caderas, dejándose ver su bóxer también negro. Llevaba todo el pecho descubierto marcado con chupones y arañazos. Me sonrojé al instante no solo por a vista, sino por lo que eso significaba… “¡Maldito zorro degenerado!”
-Veo que no pierdes el tiempo…-contesté agriamente. Me sentía una estúpida por tener que pedirle ayuda y más aún porque durante esas semanas lo había extrañado. Ahora me daba cuenta que para él seguramente solo era un entretenimiento más. “Maldito bastardo.”-En cualquier caso,-continué mientras lo empujaba y entraba.- vengo por negocios. Necesito un guardaespaldas, pero si este trabajo llega a interferir con tu… diversión… puedo buscar a otro que esté disponible.

Se quedó observándola un momento mientras tomaba la camisa verde bosque había usado el día anterior y estaba allí junto a la entrada. Se rió un poco mientras la abrochaba.

-Sabes, no se si te sienta mejor ese delatador sonrojo o los celos, pero la combinación es sumamente... Inspiradora- le dijo con una sonrisa pícara, entornando los ojos.

-Nae, lassie, estoy interesado en el trabajo- corrigió la idea de la chica y se dirigió a la cocina a hacerse un té.

Mientras esperaba a que hirviese el agua, se encendió el último cigarrillo del atado. Debería ir a comprar más después. Volteó hacia la chica que, a regañadientes, lo siguió a la cocina.

-Lamento no haber esperado por ti, wee rabbit, pero después de las primeras dos semanas de no saber nada de ti creí que no me habías perdonado lo de aquella vez- la pava silbó al estar el agua lista- ¿Té?- preguntó, tratando de rastrear una taza en las alacenas.

Me sonrojé ante sus palabras. ¿Era tan evidente?
-Té rojo.-le contesté y eso me hizo recordar a la última vez que había estado en su casa. Me sonrojé aún más y detesté completamente la idea de alguna chica en la cama de él... ¡La cama en la que yo había estado! "Aunque conmigo no pasó nada..." me recordé y lo odie más.- No estoy celosa-le dije y me di cuenta rápidamente de que era una mentira. “Bastardo…”pensé.-En cualquier caso…-repetí esa pequeña frase. Solía usarla cuando no quería hablar de algún tema. Y obviamente no quería seguir hablando de ‘nosotros’, aunque no existía, pero no importaba…-Tendrías que estar conmigo día y noche, aunque obviamente te puedo dejar libre de mí algunos momentos…-agregué apresuradamente. Él seguramente utilizaría esos momentos de libertad para ir a cazar chicas, el muy estúpido.- Te puedo pagar bien.-Tal vez la promesa de buenas cantidades de dinero lo tentaría y haría que no le molestara estar tanto tiempo conmigo. “¿Estoy dispuesta a pagar por compañía? Caí bajo…” pensé, pero no importaba mientras lo tuviera a mi lado… “Estúpida.”- En cualquier caso… ¿Podrías comenzar hoy o te dejo descansar? Noche agitada, ¿eh?-le interrogué elevando una ceja y deseando que no quisiera darme ningún detalle. Si llegaba a hacerlo, el imbécil lo iba a lamentar.

Se sentó con una sonrisa casi burlona en la mesa con un té para cada uno y unas tostadas de pan.

-Le estás dando demasiada importancia a esto, ¿no crees?- bromeó un poco con ella, la vista fija en el rubor de sus mejillas y en su mirada que lo esquivaba.

Si seguía así, iba a empezar a tomarle demasiado el gusto a jugar con sus nervios.

-No necesito grandes cantidades de dinero, lassie, con que pueda comer, tomar whisky y comprar cigarrillos, me basta y me sobra- la corrigió. No era una cuestión de comprarlo.

Le sonrió de cierta forma seductora. -Y no tengo problema en pasar día y noche contigo pero eligiría otras palabras la próxima o me darás a entender un mensaje equivocado, wee rabbit- se relamió los labios, burlón, para que entendiese el mensaje.

Terminó el té y unas tostadas para luego dejar la taza en el fregadero. -Puedo comenzar de inmediato. Sólo déjame empacar y hablar con el gerente del hotel-

Cuando pasó junto a ella, se detuvo y se inclinó hacia ella un poco, quedando bastante cerca con ella apresada contra la silla. -Te revelaré un dato curioso. Pero es a ti a la única que llamo "wee rabbit", Nora- le susurró al oído antes de seguir su camino a su habitación para empacar.

Me quedé medio petrificada en la silla. “¿Sólo a mí me dice wee rabbit?” me pregunté “¿Eso es bueno? ¿Tengo que tener esperanzas?” Me gustaba cómo sonaba el escocés en sus labios, pero… nunca me había preguntado si el apodo que me había dado era algo bueno o no. “Eso no quita lo que pasó hoy…” recordé y me levanté y me dirigí al cuarto para ver cómo empacaba.
Me apoyé contra el marco de la puerta. No estaba guardando muchas cosas. “¿Tan poco equipaje tiene?” me pregunté y entonces noté una pulsera en el suelo. Era rosa, definitivamente no era de él… “No pienses, no pienses… No reacciones, no reacciones…” me repetí constantemente, pero no pude evitar acercarme y agarrarla. Me dirigí rápidamente a la ventana y la tiré. Él no iba a necesitar eso… “Podría aprovechar esto para encerrarlo…” pensé y sonreí ante la idea.
-Después de dejar tus cosas en mi casa tengo que ir de compras.-le comuniqué. “Si sólo necesita whisky y cigarrillos… Bueno, puede haber eso en mi casa y así no tendrá que salir a bares” pensé. Lo miré fijamente sobre mi hombro con los ojos entrecerrados. “Mientras trabajes para mí no vas a volver a cazar mujeres, maldito zorro…”

No le importaba que lo vigilase. Lo prefería, en realidad. ¿Qué tanto había atrapado a esta coneja? Bastante, concluyó, basándose en los deseos de la chica de no perderlo de vista.

Pero su naturaleza de zorro le evitaba entregarse así como así.

Contener la risa ante el episodio de la pulsera le hizo doler el estómago. -Espero que eso no vaya a desnucar a nadie, lassie- no pudo evitar burlarse un poco.

Unos minutos después el bolso negro estaba listo y cerrado sobre la cama, salvo una muda de ropa limpia.
Sin previo aviso se quitó la camisa. -Well, iré a darme una ducha para no seguir empapado en perfume de rosas. Puedes unírteme, si gustas, wee rabbit- le sonrió.

A sabiendas de que la chica no lo haría se dirigió al baño con la ropa limpia y se dio una ducha rápida. Volvió con los mismos pantalones, una camisa blanca de manga corta y el cabello rojo húmedo, una toalla sobre los hombros.

Se sentó en la cama para calzarse los borseguíes y guardó la ropa sucia en el bolso, que se cargó al hombro tras dejar la toalla sobre la cama. -Cuando gustes, lassie, partimos-

- Cuando gustes, lassie, partimos.-me dijo ya completamente vestido y con el equipaje en mano.
Al muy desgraciado le gustaba reírse de mí y admitía que se la dejaba fácil.
-Vamos.-le dije y partimos hacia mi casa, luego de hablar con el gerente del hotel. Escuché atentamente la conversación que Iain mantuvo con este, tratando de ver si él había llevado muchas chicas a su dormitorio. Al parecer el repertorio era grande. “Imbécil” pensé. Lo peor es que al parecer se reían de sus conquistas… “Hombres” pensé y solo pude relajarme unas cuadras cerca de mi casa.
Mientras abría la puerta de mi casa lo miré de reojo. “Zorro… de aquí no vas a escapar tan fácilmente… ” Si, me encontraba completamente enojada.
-Entra. Puedes dejar tu maleta en el living.-le dije al entrar.-Vayamos a comprar Whisky y cigarrillos. Dime… ¿Cuántas botellas y cuántos paquetes necesitas?

El gerente del hotel era un tipo sumamente molesto y curioso que sabía obra y vida de todo el mundo.

Y aunque Iain hubiera preferido que éste no supiese nada, entre la cantidad de invitadas que tuvo y las quejas de sus vecinos de corredor por ruido a deshoras hablaban por él.

Siguió de cerca a la chica que hervía de celos y enojo; era tan fácil de leer aunque procurase mantener el semblante sereno.

Decidió dejar de jugar con los nervios de la peli-blanca por el momento, no fuera cosa que las cadenas que intentaba ponerle en el cuello se volvieran demasiado ceñidas.

Obedeció y dejó el bolso donde le dijeron. -Tienes una linda casa, lass- halagó mientras daba una inspección con la vista del lugar.

-Eso depende que tan larga sea la estancia o el viaje, wee rabbit- le sonrió pícaramente- Y de con qué ocupe mi atención- entornó los ojos y su sonrisa se tornó insinuante.

-Así que dime qué planes tienes por el momento- se sentó en el apoyabrazos del sofá donde dejó el bolso, cruzando las piernas.

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