Mi nuevo guardaespaldas [Priv. Iain]

Lo vi dejar el bolso en mi sofá y sentarse en el apoyabrazos.
-Por ahora, exactamente no sé… Si solo viene gente pidiéndome trabajos que los puedo realizar desde acá, nos quedamos, pero si llega a venir alguien con algún trabajo que requiera algún viaje, vamos a tener que partir.- Sonaba muy bien el plural. Nunca había tenido compañía en algún viaje.- Puedes instalarte en el cuarto de huéspedes. Está al lado del mío.- le comenté y dudé si había dicho algo correcto o no. Sonaba como una invitación. Por un lado lo era, pero por el otro no… No, no quería que sonara como una invitación.- No entres allí a menos que la situación lo amerita.- “¿Eso suena como alguna insinuación?” me pregunté- Es decir, solo cuando yo te lo pida o esté en peligro.- Me estaba poniendo nervioso y estaba segura que se notaba. Tenía que cambiar de tema…- En cualquier caso… ¿Tenes problemas morales si te pido que mates a alguien en algún momento?

Se sonrió mientras se acercaba a ella y ponía un mechón ondulado blanquecino detrás de su oreja.

-No estés tan a la defensiva, lassie- se rió un poco- Sabré cuando lo quieras y no tendrás ni que pedirlo, así que no te preocupes- se agachó para morder levemente la oreja expuesta y se alejó rápidamente.

Volvió a tomar el bolso. -Por el momento entonces, 3 botellas de whisky y 10 atados de cigarrillos me entretendrán unos cuantos días- le sonrió, burlón.- Ahora, guiáme así no estaré abriendo puertas hasta dar con el cuarto de huéspedes-

Mientras la peli-blanca lo encaminaba a su cuarto, meditó la pregunta. -Yo no tengo problemas con matar a alguien por protegerte, wee rabbit, pero no soy un zicario. No mataré porque sí o sólo porque quieras...-

Ella le abrió la puerta del cuarto de huéspedes y él dejó el bolso en el suelo, junto a la cama. -Sólo para que lo sepas, soy un zorro, no un perro, lassie- le sonrió nuevamente burlón y se paró contra el umbral de la puerta. -Vayamos a hacer las compras-

-Sería más fácil si fueras un perro…-comenté suavemente colocándome sobre las puntitas de mis pies y mirándolo fijamente. Un lindo perro faldero… “Aunque no sería tan divertido…” pensé. Di media vuelta y seguí caminando.- Solo te pediría que mates cuando sé que estoy en peligro o, si en alguna venganza, veo que se me va de las manos el asunto… Hay gente que merece morir.-agregué recordando a quien había tratado de eliminarme para no pagarme. “Maldito” pensé.-Bueno, vayamos.-le dije y nos dirigimos al Paseo Comercial.


¡Nunca había comprado tantas botellas en mi vida!
Llegamos a mi casa luego de unas horas dando vueltas buscando whisky y cigarrillos. Iain me había comentado que era capaz de tomar una botella por noche, si no es que bebía más. Obviamente 3 botellas iban a ser pocas, así que le encargué al vendedor que nos ayudara a traer las botellas. “18 botellas lo van a tener encerrado acá, ¿no?” pensé mientras abría la puerta y el vendedor iba entrando las cosas. Además de eso había comprado más de 30 cajas de cigarrillos y también algún que otro vestido que me había gustado. Eran provocadores… Pero no los había comprado a propósito… “¿O si?” pensé y me senté en el sillón. Iain entró cargando dos bolsas.

Quizás y sólo quizás, había subestimado a la chica. Sí tenía dinero, por dios, y carácter. Parecía totalmente convencida a no darle excusa alguna para salir.

Tras terminar de entrar todo y que el muy agradecido dueño del local partiese, tomó prestada un silla de la cocina para sentarse.

Agradecía la intención y que una chica tan linda estuviese tan interesada pero, como bien le había aclarado, él era ante todo un zorro.

-Ten cuidado, lassie, si ciñes la correa tan fuerte acabarás por estrangularme- le dijo burlón desde donde estaba.

La joven vino a protestar sobre algo pero en cuanto la tuvo cerca la tomó de una muñeca y la sentó en su regazo. Retuvo su otra mano para mantenerla inmovilizada un momento mientras recorría su cuello con su nariz, exhalando suavemente para hacerle cosquillas.

-No se te olvide lo que te dije esta tarde, wee rabbit, soy un zorro. Ahora hay algo en tu casa a lo que deberías temer más que a lo que hay afuera...- le susurró, lamiendo suavemente la parte de atrás de su oreja- Y más aún cuando tienes tanta intención de atarme de este modo, Nora- se sonrió en su oído y depositó un suave beso en su cuello antes de soltarla.

La chica se levantó de inmediato. -Supongo que deberé ir a fumar afuera, salvo que quieras el tabaco impregnado en toda la casa- tomó un atado de cigarrillos y salió en dirección al balcón que sabía estaba en su habitación.

Nunca en mi vida mi corazón había palpitado tan fuerte. Me senté mientras Iain se se iba a fumar al balcón de su cuarto. Mientras hacíamos las compras había caído en la cuenta de que ya no podía dar marcha atrás. Iba a ganarle. Yo ya había perdido irremediablemente. Ahora tendría que resistir y ganarle.
Suspiré y apoyé mi cabeza en la mesa. ¿Cómo ganarle a alguien que tenía tanta experiencia? “Si tan solo no pensara así…” ¡Era terriblemente tonta! Lo quería bajo mi merced, solamente para mí… Mi zorrito… Sonaba lindo. “Si tan solo fuera verdad…”
Me levanté completamente decidida. Tendría que seducirlo, pero… ¿cómo? “¡Ya sé! Voy y lo beso… ¡Eso!” me convencí a mí misma de que el plan funcionaría y me dirigí al cuarto de Iain. “Yo puedo… yo puedo…” me decía. Abría la puerta y lo vi apoyado contra la baranda del balcón. Me miró por encima de su hombro. Caminé lentamente a él y sin darle tiempo a decirme nada atrapé su rostro entre mis manos y los besé. “¿Ahora qué hago?” pensé.

El beso de la chica fue más bien forzoso e inocente, separándose casi de inmediato. Antes de que pudiese irse, la tomó de los brazos y la arrinconó contra la baranda.

-Estás jugando con fuego, lassie.-le susurró, tirando el cigarrillo casi consumido al vacío con una mano. -Tengo autocontrol pero no soy conocido por ser un hombre de paciencia- acarició sus mejillas de un rojo encendido con una de sus manos, recorriendo la zona más sonrojada con su pulgar de forma juguetona.

-Y cuando quieres transmitir algo tan fuerte como el impulso que te trajo hasta aquí...- susurró sobre sus labios y se sonrió con picardía- Lo haces de este modo, Nora...- agregó antes de plantarle un apasionado beso, sus manos abandonando los brazos de la chica y viajando a su cintura para atraerla más hacia sí.

La soltó luego de unos segundos, apreciando como el sonrojo no había hecho más que ponerse aún más brillante y sosteniendo su barbilla en alto para poder mirarla a los ojos, intentando ver qué pasaba por la mente de la peli-blanca en ese momento.

Mi corazón no hacía más que galopar insistentemente, calentando mi cuerpo y haciendo que me sonrojara más. “¿Qué hago?” pensé mientras sus ojos me veían fijamente. Deseaba marcharme de allí. Golpearlo y salir corriendo. Encerrarme en mi cuarto y no salir hasta que hubiera logrado tranquilizarme. Pero no podía. Ya había dado el primer paso, si me iba ahora perdería todo lo que había logrado. “Yo… tengo que…”
-Bésame-le supliqué con mi vos temblorosa. – Mientras mis manos se colocaban es sus mejillas.-Bésame.- volví a pedirle mientras me acercaba aún más a él.- Por favor…- le pedí sufriendo esa situación. “Si se llega a negar…” lloré sabiendo que una lagrima abandonaba mis ojos. “¡No!” grité internamente y cerré mis ojos acomodando mi cabeza debajo de su cuello, obligando a sacar su mano de mi cara.-Por favor…-volví a decirle mientras mis manos caían en sus hombros. “Si tan solo supiera que hacer…” me lamenté. “No quiero perderlo…”

La reacción de la chica le robó una sonrisa dulce y algo conmovida, algo raro en él. Subió sus manos por la espalda y una de ella sobre su nuca, acariciando su cabello.

La estrechó con fuerza pero con cariño para que se calmase, sin dejar de acariciar su cabello blanco perla.

Al cabo de unos segundos, en los que todavía sentía la piel de la chica hirviendo en su cuello, suspiró. Enredó la mano en su cabeza entre las hebras de nieve y jaló delicadamente hacia atrás para separar a la chica de él un poco y besarla nuevamente, con más dulzura que la vez anterior.

Llevó sus manos a su cintura de nuevo y la levantó un poco del piso, sentándola en la baranda y sosteniéndola él con su cuerpo.

Se separó para dejarla respirar, limpiando su lágrima con un pulgar y dejando la mano en su mejilla.

-Eejit- le dijo con una sonrisa- No te esfuerces tanto, wee rabbit, que no voy a dejarte incluso cuando no puedas llevarme el ritmo... Puedo hacer una excepción y esperarte- besó su frente, sosteniéndola de la cintura- ¿Y qué pasó con la chica que me sermoneaba sobre la decencia 3 semanas atrás?- se burló un poco dejando un suave beso en sus labios y separándose rápidamente.

-Es que… yo no quiero…-empecé a decir y rápidamente cerré mi boca. ¿Qué estaba a punto de decir? “Nada… yo no iba a decir nada…” me convencí y lo empujé levemente para bajarme de la baranda.
Con una suave sonrisa le tendía la mano.
-Ven. Ayúdame a sacar las cosas de las bolas.- le pedí y lo arrastré escaleras abajo hacia la cocina, donde habían quedado las bolsas.
Rápidamente solté su mano y busqué la bolsa con mis nuevos vestidos. No quería que Iain los viera. Los había comprado a escondidas y quería que permanecieran así.
-Ya vengo.-le dije y me dirigí al cuarto. Dejé la bolsa en el suelo y me tiré en la cama. Comencé a rodar de un lado a otro mientras gritaba en mi fuero interno. “¡Me beso! ¡Me beso!” Había dicho que me esperaría, que no se iría… ¿Podía crear yo esperanzas? Si no podía, ya lo había hecho.
Bajé las escaleras. Me costó demasiado no bajar las escaleras saltando y riendo. No quería que el supiera lo feliz que me habían hecho sus palabras.
Encontré a Iain sacando algunas botellas de whisky de la bolsa y colocándolas sobre la mesa de la cocina.
-En algún momento me vas a enseñar, ¿verdad?-le pregunté acercándome a él.- No te estoy pidiendo que lo hagas ahora… yo solo… quería confirmar…-le dije avergonzándome otra vez.

Esa chica y sus cambios de humor iban a matarlo. No, la tentación iba a matarlo. Ya estaba en proceso de hacerlo. Pero había prometido comportarse.

Con cierta resignación pero divertido por el desarrollo de las cosas se puso a desempacar la ridículamente gran compra que habían hecho mientras la peli-blanca desaparecía con una bolsa. El interior olía a seda, a almidón, y a desodorante de tintorería. Por conclusión, era el tan conocido olor a ropa limpia o, en este caso, nueva.

Al verla volver, toda avergonzada, y con semejante pregunta, no pudo evitar burlarse de ella una vez más. Volteó hacia ella un momento mientras ponía las botellas en la parte más alta de la alacena para que a la chica no se le ocurriese embriagarse de nuevo. No podría resistirla una segunda vez.

-¿De qué hablas, lassie?- le preguntó con una sonrisa pícara y los ojos algo entornados, recorriéndola de pies a cabeza para que se sintiese consciente.

Como si nada luego siguió con las botellas y otras cosas que habían comprado, abriendo bolsas y poniendo su contenido sobre la mesada.

-Ya sabes a qué me refiero…- le dije.-No te burles de mi…- le advertí. Él tenía una capacidad muy buena para cambiar mi humor.-No importa…-agregué y me fui a ayudarlo.
Tomé una bolsa y fui sacando el contenido mientras lo colocaba en la mesa. No podía dejar de mirarlo de vez en cuando.
-Sabes a qué me refiero… -le dije avergonzándome. Necesitaba una respuesta, pero él no volvió a contestar. Seguramente estaba riéndose de mí. ¿Acaso tenía que aclararlo para que me dijera algo?-A tocarte…-le solté.-quiero que me enseñes a tocarte…- volví a pronunciar las palabras y me resbale cayéndome al piso. Por desgracia tenía una botella en mi mano y ésta también cayó, rompiéndose justo delante de mí.

La aclaración de a qué se refería lo hizo paralizarse, una corriente corriéndole por la espalda. Le estaba complicando el mantener su palabra. Para disimularlo se aferró con cierta fuerza a la mesada, antes de seguir con las cosas. Sin embargo, la caída de la peli-blanca lo sacó de su trance.

-Eejit!- exclamó, alarmado, ante el impacto del vidrio en el suelo. La levantó de inmediato, casi de un tirón y revisó sus manos. Estaban llenas de whisky pero no había rastro alguno de vidrio o sangre. Suspiró, con cierto alivio -No seas tan distraída, lassie- Y entonces, se le ocurrió como desviar ansiedad.

Se llevó una mano a los labios, para besarla suavemente. Llegó a besos hasta la punta de sus dedos. Con la punta de la lengua, lamió un poco el extremo y le dio un juguetón mordisco. La mezcla del whisky y su piel siendo una sabor único. Dio vuelta su mano y besó su palma, bajando a besos hasta su muñeca, donde volvió a lamer la piel suavemente y dar una leve mordida. La chica temblaba un poco, sonrojándose. -See? Es una cosa de instinto, wee rabbit...- se acercó a su oído- Si me lo pides así, estaré más que encantado de enseñártelo todo, Nora my dear- le susurró.

Se separó de ella y, trapo en mano, se puso a limpiar el piso y recoger los trozos de vidrio más grandes para ponerlos en la basura y luego de secar, poder barrer.

Mis manos hormigueaban y todo mi cuerpo temblaba ante su toque. Me llevé las manos a la cara recordando cada roce. Me alejé de Iain mientras se encargaba de limpiar el desastre que había hecho en la cocina.
Lo observé recoger los pedazos y tirarlos. También lo vi secar el piso y barrer. Pero, en realidad, no era para nada consciente de lo que hacía. Mi mente viajaba entre los recuerdos de sus labios y sus dientes sobre mi piel. Mi muñeca ardió.
Sacudía la cabeza. Este juego era demasiado para mí, aun. “Tranquilízate” me dije. Él tenía razón, tendría que tomármelo con calma… Sin embargo, una parte de mí no quería hacerlo suavemente. Deseaba agarrarlo, recostarlo contra el suelo y… ¿y qué? ¿Qué es lo que quería? “Ya… tranquila…” me dije y me acerqué una vez que termino.
-Hablemos…-le pedí cayendo en la cuenta de que prácticamente no lo conocía.- Quiero saber algo de ti, además de tu nombre…-sonreí.

Terminó con todo y observó a la chica. Bien, eventualmente iba a pasar, quería que dejara de ser un desconocido para ella. Y en el fondo, él también tenía curiosidad. Le sonrió de lado, enjuagándose las manos en la pileta de la cocina y luego terminando de acomodar las últimas cosas.

-Aye, está bien- accedió- Pero en el balcón; necesito un cigarro- le aclaró, rascándose un poco la nuca. Luego le tendió una mano, con una sonrisa algo pícara- No te preocupes, lassie, no muerdo...- entrecerró los ojos- No demasiado fuerte en el peor de los casos- se rió y, tomando su mano, la guió a su cuarto.

Una vez en el balcón, alimentó su necesidad de nicotina encendiendo el tan anhelado cigarrillo y apoyando los brazos en la baranda, le dio una larga pitada, contemplando el cielo que ya se había vuelto incipientemente nocturno- So, what do ya wanna ken?- preguntó, los ojos perdidos en algún punto imaginario del horizonte que cambiaba de color.

-Veamos… Tengo muchas preguntas, pero… Cuéntame de tu familia.- le dije mientras me apoyaba en el balcón a su lado. Tenía un vago recuerdo de nuestra charla en el bar. Pena que mi memoría sólo me peemitía tener algun que otro pequeño recuerdo, no podía reconstruir la charla completamente.-Cuéntame sobre quién murió en el pasado… Recuerdo que propuse ayudarte, pero te negaste…- También recordaba haber estado casi prácticamente en su regazo. ¿Cómo había llegado a eso? Me sonrojé.- Si no quieres hablar, lo entenderé…- agregué rápidamente. No quería obligarlo a hablar.

Le sonrió con cierto dejo de amargura. La chica no andaba con rodeos.

-Nae, lassie, está bien...-dijo, calmado, dándole una nueva pitada al cigarrillo- No tengo mucho para decirte realmente... Soy el mayor de cinco revoltosos y ruidosos hermanos... No nos parecemos demasiado, excepto en los ojos- la miró con una débil sonrisa- Todos tenemos el mismo tono de verde- exhaló el humo, volviendo la vista al horizonte- Nací y me crié en las praderas de Dasthar hace ya algunos cuantos años- comentó con una leve risa- Y ayudé en la crianza de todos mis hermanos... De vez en cuando nos vemos... Y nos escribimos con frecuencia- agregó.

-Respecto a lo otro que me preguntas, era una persona muy querida para mí... Solía ser sumamente hermosa, sin importar cuán débil o cansada estuviese... Dio lo mejor de sí durante toda su vida y ponía el corazón en todo lo que hacía... Era una mujer muy sabia y siempre estaba cuando se la necesitaba... Trabajaba duro por el bien de sus afectos...- hizo una pausa, bajando la vista- Incluso estando enferma, hizo todo lo que pudo... Hasta que una mañana no despertó...- agregó con la voz cargada de dolor y una sonrisa sumamente triste. Se instaló un silencio apesadumbrado en el ambiente, la noche finalmente devorando los escasos rastros del día.

-Lo siento…-le dije mientras lo abrazaba. Sabía que no tenía tacto con estos temas, pero no era capaz de evitarlo… Al no sentir dolor ante la muerte ya, me olvidaba que los demás seguían teniendo dicha sensibilidad.- Sabes… Creo que ella estaría feliz de que la recuerdes con tanto cariño…-le dije tratando de animarlo, aunque sentía un pequeño dolor en el pecho. “¿Quién será ella?” me pregunté.- Parece que fue una gran mujer, me hubiera gustado conocerla…- y extrañamente eso era verdad. Quería conocer a quien había dejado en Iain ese recuerdo.
Acerqué mi rostro al suyo y sonreí.
-¿Tus hermanos son tan lindos como vos?-le pregunté guiñándole el ojo. No me gustaba lo serio y triste que se veía.

Algo conmovido por el repentino gesto y por haber indagado en esa parte de su historia que odiaba, lanzó el cigarro al vacío y la abrazó con fuerza, aspirando con fervor el perfume de su cabello, ciñiéndola con fuerza contra él. Se río con cierta amargura tras unos segundos de silencio. -No necesitas disculparte, lassie- empezó, más relajado- Fue una mujer excelente...Y tú le habrías encantado- agregó eso medio riéndose de imaginarse a su madre y las mil preguntas que le haría a la chica, además de pedirle que se 'asegure de enderezar al bastardo perezoso que era su hijo', como ella le decía entre risas.

Se separó de ella, con la sonrisa ladina reinstalada en el rostro- Por supuesto que no, wee rabbit. Yo soy único en mi clase- fue su turno de guiñarle el ojo, pícaro- Y me aseguraré de que sea al primer y único zorro que hechices de esta manera- besó su mejilla, cerca de la comisura de sus labios.

Sonreí ante su gesto. Era el beso más dulce que podía recordar en mi vida. Toqué con mi dedo su nariz y reí. Me sentía completamente acaramelada en ese momento. Salí del encierro de su cuerpo y tomé su mano arrastrándolo al living.
-¡Ven!-le dije.-Me gustaría tomar algo.-le comenté y lo arrastré conmigo.
Serví dos vasos. Uno con jugo de frutillas y cerezas y otra con Whisky, para él. Le tendí su vaso y nos fuimos a sentar. Él se colocó en el sillón y yo decidí sentarme a su lado. Me hice un bollito en mi parte del sillón y tomé un sorbo de mi jugo.-Quiero otro…-le comenté después de dejar mi vaso en la mesa ratona y mientras apuntaba mi mejilla.- y que me sigas contando. ¿Qué solías hacer con tus hermanos?

-Eres algo ambiciosa, lass- se rió y concedió su pedido, más cerca aún de sus labios esta vez- Eso me agrada- agregó, divertido, recostándose de nuevo en el sillón, sorbiendo el whisky de a poco.

-Con mis hermanos... Bueno, el que sigue a mí en edad es bastante tranquilo, en realidad... Era muy agradable ir de caza o de pesca con él... Pero era totalmente un aguafiestas, siempre racionalizándolo todo... Tiene tanto instinto animal como una caja de zapatos...- se rió recordándolo.

-Los que siguen a nosotros es un par de gemelos que, por dios, lassie, son las criaturas más ruidosas sobre la tierra...- se rió de nuevo- Ir con ellos de caza o de pesca es imposible... Los animales nos escuchaban llegar a 2 kilómetros de distancia... Viven discutiendo y son lo más infantil que haya conocido... Solía pelear a modo de juego mucho con ellos... Y a veces no tan a modo de juego- agregó lo último en un suspiro resignado.

-Y el menor... Él es un caso distinto... Fue siempre el malcriado de la familia... Pero siempre se creyó mejor que todos nosotros...- explicó con cierta amargura- Él se crió más cerca de las personas 'civilizadas'- alzó los hombros- En el fondo lo queremos pero nos llevamos bastante mal con él... Especialmente yo... Ya ken, cometí algunos errores... Era un mal momento en mi vida y estaba enojado con el mundo... Era un niño todavía... Y decidí hacerle aprender a sobreponerse a las crueldades del mundo...- suspiró- Me volví su peor pesadilla y aún no me lo perdona... Se lo respeto- se sonrió con picardía y miró a la chica- Además es muy divertido de molestar, se avergüenza fácilmente por todo y trata de parecer que no...- meditó un momento.

-Ahora que lo pienso, me suena parecido a cierto wee rabbit que conozco...- se burló de ella con una sonrisa ladina- ¿Qué hay de ti, lass?-

Sonreí ante todo lo que me contaba. Parecía que su infancia había sido maravillosa. Tal vez no completamente, pero tenía buenos recuerdos.
-Yo soy hija única…-le comenté.-así que siempre estuve sola, rodeada de grandes. No recuerdo mucho a mis padres. Tengo algunos pequeños recuerdos, pero hace tanto que no pienso en ellos que ya me estoy olvidando más cosas. Sé que mi madre era muy buena. Tengo en mi mente una canción de cuna que creo que jamás olvidaré. Recuerdo, en cambio, de mi padre que era un hombre trabajador. A veces solía llevarme a ayudarlo con las cosechas. Recuerdo que siempre me felicitaba, aunque no hiciera un buen trabajo.-Me moví en el sofá para poder apoyar mi cabeza en el hombro de Iain.-Después de que murieron fui a vivir con mi abuela materna. Siempre la adoré. Ella me enseñó todo lo que sé, básicamente. Fue la que me hizo seguir adelante, después de la muerte de mis padres. Era una mujer muy fuerte. Siempre la vi luchar. Nunca dio su brazo a torcer.- Sonreí un poco antes de llevar el vaso a mi boca.-Recuerdo el día que me enseñó el arte de la nigromancia y cómo me ayudó a cerrar mi contrato con un demonio. Antes le tenía miedo a las almas de los muertos.-Reí suavemente.-Pena que murió. A veces la extraño y la invoco para charlar un rato, pero ella está muy feliz donde está.

La escuchó en silencio, asintiendo de vez en cuando. Así que la chica tenía su veta solitaria. Eso explicaba la desesperación al aferrase de otros, quizás. Pasó su brazo sobre sus hombros, atrayéndola más contra sí. -Te entiendo, lassie. Lamento mucho que te hayas quedado sola- le susurró, besando su cabeza en su cabello.

-Quizás, alguna vez, podría presentarte al cuarteto ruidoso- propuso, refiriéndose a sus hermanos y se sorprendió a sí mismo. Nunca se hubiera imaginado que le fuera a presentar a alguien a su familia. Pero, nuevamente, esta chica no era cualquiera. -Realmente me tienes embrujado, Nora- le susurró, divertido, aunque era más para él mismo. Dejó otro beso en el mismo sitio y la estrechó un poco más antes de soltarla.

-¿Quieres que prepare la cena?- ofreció, dejando el vaso de whisky vacío tras un último trago largo sobre la mesa ratona.

No podía dejar de sonreír. Me sentía extasiada. “¡Me encanta!” pensé mientras pensamientos extraños recorrían mi cabeza. Tenía ganas de agarrarlo con mis brazos y no soltarlo. Comérmelo a besos. “Esto es extraño…” pensé asustándome un poco. Me encontraba demasiado extraña.
-Sí, me gusta como cocinas…-le contesté y lo seguí hacia la cocina.- No tengo demasiadas cosas en la heladera.-le advertí.-Es que por lo general no cocino. Prefiero salir a comer afuera.- agregué y me senté mientras lo miraba abrir la heladera. Me quedé pensando en todo lo que estaba ocurriendo. Nos estábamos acercando. No sabía si eso era bueno o no. Yo me sentía feliz, pero no podía dejar que él me engañara… No lo conocía. ¿Por qué confiaba tanto en él? Decidí que ya habíamos hablado suficiente. Quería molestarlo un poco, para que las cosas volvieran a como estaban antes. Fui tras él y lo abracé por la cintura.-¿Qué vas a cocinar?

Se rió un poco para sí.

-Me temo, lassie, que con lo que tienes aquí no creo que pueda hacer algo que consideres comestible- cerró la puerta de la heladera y volteó, todavía apresado por los brazos de la peli-blanca. Le sonrió con picardía- Also, me gustaría saber en qué piensas cuando haces estas cosas. Pareciera que me suplicas que te devore, wee rabbit- le atrajo el rostro hacia sí y le mostró ligeramente los colmillos- Y es demasiado para ti, miss decency-

Se separó de ella y se dirigió a la puerta, dejando atrás a una sobresaltada Nora, que tenía un combate entre su orgullo, su vergüenza y sus sentimientos. El pelirrojo lo había visto todo en esos ojos color sangre. Esto iba a ser sumamente divertido.

Me quedé atontada por un segundo. Otra vez me estaba retando y, nuevamente, no sabía qué hacer. La vergüenza me estaba matando, pero sabía que tenía que superarla y lentamente mi lucha contra ella estaba ganando. Pero también… no sabía si ir a enfrentarlo o no.
Lo miré por el hombro y lo vi sonreírme. Estaba jugando con fuego y no quería quemarme. Si iba, ¿arruinaría de alguna forma el avance que habíamos tenido? “No pienses” me dije y caminé hacia él. Algo que mi orgullo no permitía era perder. Y en este caso, había más motivos por el cual no quería que me ganaran.
Me acerqué y coloqué mis manos en su pecho. Quería atarlo a mí de todas las formas posibles. Lo miré a los ojos, sabiendo que en mis ojos él podía encontrar todo lo que pasaba por mi cabeza.
-Enséñame lentamente… Quiero que me enseñes… Despacio, pero ahora…