Mi nuevo guardaespaldas [Priv. Iain]

-No sabes cuándo rendirte, nae?- se rió, rodeándola con sus brazos-Close yer eyes, lassie- le ordenó y la chica, tragando nerviosamente, obedeció. Procuró no reírse de la pobre chica que ya estaba muerta de nervios y de vergüenza. Aún así se había armado de coraje para pedirle algo como esto.

Se acercó a su oído. Esto le estaba costando más a él que a ella... Ir despacio no era algo que habitualmente hiciese. -Ahora, wee rabbit, es donde dejas de pensar y escuchas a tus instintos, aye?- le susurró, medio burlón, y la besó lentamente, intentando que captase cada movimiento hasta que la chica entrase en confianza y se deshiciese de sus nervios.

Unos segundos después, la peli-blanca estaba mucho más suelta y entregada al gesto. Usando sus manos guió los brazos de la chica a su cuello mientras llevaba los suyos a la delgada cintura y la atraía más cerca. Sin alejarse demasiado, le dio espacio para poder respirar con más normalidad un momento. -¿Vamos bien?- preguntó, burlón, reteniéndola en su sitio.

-Más…-le susurré temblorosa queriendo sus labios sobre los míos, acariciándolos tiernamente como lo había hecho. Notando que me miraba expectante decidí acercarme yo tratando de repetir lo que él había hecho. Apoyé mis labios sobre los suyos y me retiré nuevamente sonrojándome demasiado.- ¡Aun no sé!-me quejé formando un pequeño puchero con mis labios.- Bésame otra vez- le pedí mientras me acercaba a él y apretaba mis brazos sobre su cuello. Quería que volviera a hacer lo que me había hecho antes y más.-Pero… ¿los besos no son con lengua? Hazlo.

-No seas ansiosa, wee rabbit- se rió y la besó con mayor intensidad pero sin cumplir totalmente su pedido, hasta que la dejó sin aire- No puedes ni respirar correctamente aún- besó su frente- Lo haré despacio una vez más y volverás a intentar, aye? Pero deja de racionalizarlo... No pienses y déjate llevar- recomenzó la lección, insultándose en su fuero interno.

No era paciencia por la chica lo que lo refrenaba, sino que una vez que se soltase un poco más no habría forma de detenerse. La chica estaba empujando su paciencia y su autocontrol a los límites.

Asentí con la cabeza y me quedé quieta tratando de no pensar. “Tranquila…” me dije internamente mientras humedecía mis labios. Acerqué mi rostro al de él y cuando mis labios estuvieron a unos centímetros de los suyos, suspiré. Lo observé detenidamente antes de cerrar mis ojos y besarlo. Adoraba como me observaban esos verdes ojos llenos de pasión. Internamente sonreí al sentir que una de sus manos me sostenía la cabeza, acercándome y presionando mis labios aun más fuerte.
“Más…” pensé mientras trataba de estar más apretada contra él. Sólo podía sentir su cuerpo y su maravilloso olor. Tímidamente toqué su labio inferior con mi lengua y me maravillé ante su sabor. “Más…” pensé mientras me ponía sobre las puntas de mis pies para alcanzarlo más comodamente. Con mi mano derecha acaricié su cuello y cuando nuestras lenguas se encontraron lo arañé no pudiendo soportar el placer…
Alejé mi boca de la de él y lo miré con la respiración entrecortada.
-Yo… yo…- tartamudeé.

-Si tanto insistes, lassie, te daré una probada de como serán las cosas si sigues jugando con los límites- le susurró antes de besarla con brusquedad. Con su lengua intentó ingresar a su boca pero la chica, como reflejo, no se lo permitió. La mano en su nuca la atrajo más hacia él y la otra se deslizó lentamente por uno de sus costados hacia sus caderas.

En el sobresalto de la chica, aprovechó para hacer ingresar su lengua y lo recorrió todo con descaro para luego enredarla alrededor de la de la chica, robándole el aliento y algún que otro suspiro. Cuando supo que la otra necesitaba aire desesperadamente, se separó de ella con una sonrisa pícara. -Dicen que la curiosidad mató al gato, wee rabbit- le susurró ante la expresión bastante agitada y sonrojada de la chica.

-Hacelo otra vez…-logré decir luego de recuperar el aliento.
Nunca había pensado que besar a alguien podría ser tan maravilloso. Me gustaba la sensación de estar a su merced, de no poder pensar, solo reaccionar. Adoraba la brusquedad con la que la había tratado.
-Vuelve a hacerlo…-le supliqué. Aunque sea quería sentir sus labios una vez más esa noche.- Prometo que después de este beso no te pido más hoy. – Sabía que estaba empujando mucho, pero no era capaz de pensar en otra cosa que en querer sentirlo una vez más.- Besas tan bien…-le susurré mientras acariciaba con mis dedos sus labios.- Si me besas, ya no te insisto más hoy…

La chica iba a matarlo a este paso. Maldito fuera el momento en que prometió contenerse. Suspiró, entre divertido y resignado. -Me obligas a llevarte a tu propio límites, lassie, pero es por tu bien... Y por el mío- le susurró y volvió a besarla con la misma intensidad, intentando que esta vez la chica resistiese más tiempo.

Sin embargo, al separarse, jaló de su cabello ligeramente hacia atrás y empezó a bajar a besos y leves mordidas desde su mandíbula hasta la base de su cuello. Prosiguió delineando su clavícula hasta ese cierto punto del cuello que le robó un jadeo más bien sonoro. La retuvo mientras la mordía un poco más fuerte para después hacerle una marca, nada grande pero bien visible.

Sentía sus labios sobre mi piel dejando un camino de fuego. Respiraba agitadamente mientras mis ojos se cerraban y mi cabeza se inclinaba aún más hacia atrás exponiendo mi cuello. Sentí sus labios sobre mi clavícula y jadeé sin poder contener el escalofrío que recorrió mi cuerpo. Sus dientes rasparon allí antes de que Iain me mordiera. Mi mente se agitó ante aquello y lo empujé.
-¡No!-grité incapaz de soportar lo que me hizo sentir esa mordida. “¿Qué…. qué….” Salí corriendo a mi cuarto mientras lo escuchaba reír. “¡Maldito! ¡Seguro lo hiciste a propósito para reírte de mí!” pensé y al llegar a mi cuarto golpeé la puerta al cerrarla. No quería verlo por mucho tiempo. Y entonces gruñó mi panza. Por desgracia sabía que en algún momento tendría que bajar para salir a comer. “Maldito…”

Tras reírse brevemente, se dejó caer en el sillón del living, abatido. Lamentaba que aquello fuese a significar un retroceso pero las cosas tenían que parar. Si no podía ni manejar aquello, mucho menos lo que vendría después.

Abrió la ventana del cuarto y se apoyó en el umbral, sacando un cigarrillo y encendiéndolo. Tendría que esperar a que la chica se dignase a salir del cuarto para ir a cenar. Podría irse por su cuenta pero eso sólo empeoraría las cosas. El recuerdo le sacó una sonrisa. Su perfume, su piel. Dios, cómo había logrado resistirse le parecía un misterio aún. Pero estaba seguro de que no podría resistirse una segunda vez llegando tan lejos.

-Tengo hambre…-me quejé después de estar encerrada en mi cuarto por un rato. Aún seguía agitada por lo que había pasado y todo había empeorado cuando había ido al baño y había visto que me había dejado una marca. Extrañamente me gustó saber que me había marcado, pero… ¡me había marcado! “¿Quién se cree que es?” me pregunté.
Decidí salir de mi cama y abrí lentamente la puerta. Sabía que Iain se encontraba en su cuarto, lo había escuchado. Fui a buscarlo al balcón y lo encontré fumando.
-¿Vamos a comer?- le pregunté con la vista baja. La vergüenza no me dejaba mirarlo a los ojos. Sabía que si llegaba a mirarlo me desarmaría completamente. Yo sabía que tenía que superar la vergüenza y seguir adelante para cumplir con mi deseo egoísta, pero no lograba hacerlo. Me sentía tan ingenua y pequeña a su lado…- Hay un restaurant que me gusta mucho…-le comenté y traté de sonreír.

Volteó para ver a la chica, que aún se veía algo abochornada y sonrojada, y se sonrió.

-Miren lo que el cielo nocturno ha perdido- lanzó el cigarrillo y se acercó a la chica- Has decidido salir de tu cueva, lassie?- arqueó una ceja, pícaro.

-De acuerdo, vayamos entonces- dicho esto partieron hacia el restaurante.

Tanto durante el camino, como la cena y al retorno, el episodio de esa tarde no volvió a salir a flote.
Al regresar, el pelirrojo se despidió de ella y se metió en su cuarto para fumarse un último cigarrillo y luego tirarse a la cama, en pantalón y sin taparse.

Eran las dos de la mañana y aún no podía dormir. Rodaba en mi cama pensando en todo lo que había ocurrido el día anterior, plenamente consciente de Iain durmiendo en el cuarto de al lado. Fui al baño y me lavé la cara, refrescándome un poco. Hacía demasiado calor aquella noche y, a pesar de mi poca ropa, seguía sufriendo el calor.
Salí de mi habitación silenciosamente dirigiéndome hacia la cocina. Me detuve un rato sorprendida de que Iain hubiera dejado la puerta de su habitación abierta. “No pienses en locuras” me dije mientras seguía mi camino y bajaba en busca de un poco de agua fresca.
-Odio el calor…-murmuré mientras abría la heladera y sacaba una botella de agua fresca. Me serví un poco y bebí lentamente saboreando la sensación de la frescura en mi boca. Tomé otros dos vasos y salí de la cocina dirigiéndome a mi cuarto.
Al pasar adelante del cuarto de Iain lo escuché murmurar algo en sueños y entré. Sonreí al observarlo dormir, se veía tan relajado… Casi parecía otra persona. Me acerqué un poco más para observar con más detenimiento su rostro y lo vi sonreír con esa sonrisa pícara que tiene. Casi me eché a reír. Me subí a su cama y me acosté a su lado mirando sus rasgos. Con un poco de vergüenza moví un mechón de pelo de su rostro. Iain volvió a sonreír en sueños y giró. Divertida, me quedé allí observándolo moverse entre sueños. “Demasiado inquieto…” pensé antes de que el sueño se apoderara de mí.

Estaba acostumbrado a irse a dormir solo y despertar acompañado. Sus hermanos lo hicieron, todos ellos, durante muchos años. Pero no estaba acostumbrado a dormir solo y amanecer acompañado por una chica, el perfume de la mañana exaservando la dulzura de cereza que emanaba la piel de la peli-blanca.
Llevaba casi una hora completa, mirándola, procesando que ésta estaba durmiendo sobre su hombro, con una mano sobre su pecho, en ropa bastante corta y, si bien no era reveladora, era insinuante.
Suspiró. La chica iba a matarlo de veras.
Pero decidió enseñarle a no ser tan descuidada si no estaba preparada para lo que podía pasar. La acostó en la cama y se posicionó sobre ella, acariciando se mejilla con una mano antes de besarla suavemente, como para que empiece a despertarse.
Llevó sus manos a su cintura. El sentir lo terso de su piel por debajo de la suavidad de la seda casi le roba un gruñido ansioso.
Empezó a delinear su cuello a besos mientras sus manos subían y bajaban por sus lados. -Despierta, Sleeping beauty, que el zorro ya te encontró en su madriguera...- le susurró al oído. Tenía que despertarla y que lo detuviera. Ahora mismo.

Me desperté de golpe al sentir un mordisco en mi cuello. Iain estaba sobre mi riéndose ladinamente.
"¿Qué?" me pregunté avergonzándome instantáneamente y recordé que me había quedado dormida en su cama.
-¿Es que no puedes verme y no tocarme?-pregunté un poco molesta, no me gustaba que me despertaran de esa forma.-Dame unos minutos más, quiero seguir durmiendo.-le dije mientras trataba de salir debajo de él pegándole suaves patadas y trataba de que mis ojos se abrieran más. "Ni siquiera puedo abrirlos completamente por el sueño" me quejé.-No me quiero ir de la cama, no quiero tener que comenzar el día aun.-agregué un poco caprichosa y sonó el timbre.-No...-gemí audiblemente. Mi plan se había arruinado.

-No, es imposible mantener mis manos lejos de algo tan hermoso- le susurró antes de besarla con impetu, un beso profundo y apasionado.

Por desgracia, mientras sus manos comenzaban a acercase a lo importante, delineando traviesamenta el inicio de la curva inferior de sus pechos, el timbre volvió a sonar insistentemente. -Maldita sea!- gruñó, separándose un poco de la chica. -No puedes no atender, nae?-

-Pero... ¿qué?-casi grité mientras salía completamente del mundo de los sueños después del ataque de Iain. No esperaba para nada todo lo que él había hecho y mi corazón palpitaba demasiado rápido; casi ni podía respirar. -No te aproveches de cuando tengo sueño.-le dije y lo golpeé con una almohada de lleno en la cara. Por suerte no se esperaba el golpe, sino seguramente la hubiera atrapado antes del impacto. Aproveché su desconcierto para escapar del cuarto y bajar a contestar a quien hubiera tocado el timbre.
“Qué gracioso que antes me haya enojado con quien vino y ahora este feliz de atenderle.” pensé mientras bajaba rápidamente las escaleras. Al llegar al living agarré mis llaves, las cuales siempre dejaba colgadas al lado de la puerta, y le abrí al desconocido.
Al instante reconocí que era un cartero, tal vez con algún trabajo. Suspiré al pensar que seguramente se trataría de algo por lo cual tendría que viajar. No me gustaba demasiado dejar mi hogar. Sin embargo, al ver la mirada del desconocido me avergoncé y bajé la mirada, recordando con qué ropa estaba vestida. “Es tu culpa, Iain.” pensé mientras escuchaba sus pasos detrás mío.

Bajó las escaleras, satisfecho con la reacción de la chica, camisa en mano. Se paró detrás de ella con el cartero aún viéndola y le puso cara de pocos amigos mientras envolvía a la chica con la camisa y la cargaba en brazos. -Gracias por tus servicios, lad. Now, get lost- prácticamente le gruñó.

Se sentó en el sofá e instaló a la chica en su regazo, la camisa deslizándose por sus hombros. -No seas tan despreocupada, wee rabbit.- se sonrió- Aunque esa marca mantendrá lejos a los oportunistas-

Reí ante sus palabras mientras abría la carta. Su pequeña escena de celos y posesividad había logrado que se me fuera la vergüenza y, a su vez, me hacía sentir extrañamente querida. Leí rápidamente lo que decía el papel; era un nuevo trabajo, esta vez en la Aldea Subacuática.
-No tendrías que haberte puesto tan celoso...-lo molesté mientras lo miraba por sobre la carta.-…al fin y al cabo el cartero solo hacía su trabajo, tenemos un encargo nuevo.- Volví a reír recordando la cara de Iain mientras echaba al cartero.- Me gustó como te pusiste…-le dije antes de darle un beso en la mejilla.
Con un salto salí de su regazo.
-Vamos, tenemos que emprender marcha ya a la Aldea Subacuática. Despues de desayunar pido un carruaje y nos vamos.

La retuvo del brazo para que al voltear pudiese besarla de nuevo -Por qué no defender lo que es mío?- se acercó a su oído- Bueno, lo que intento, sea mío-

la dejó toda confundida en la sala mientras pasaba a la cocina, poniéndose su camisa. -Por cierto, eso te queda muy bien- le dijo ladino por sobre su hombro desde el umbral antes de entrar y ponerse a cocinar.

Corrí tras él sintiéndome completamente torpe, confundida, avergonzada y esperanzada. “¿Él quiere que yo sea suya?” me pregunté “Es decir que… ¿él me quiere? Entonces… si él me quiere, yo… ¿tengo esperanzas?” Al instante me sentí completamente feliz, pero no podía dejar que la alegría me dominara.
-Iain, ¿para qué me quieres? ¿Por qué quieres que sea tuya?-le dije apoyando una mano en su espalda.-¿Una nueva conquista?-pregunté con un poco de amargura inclinando mi cabeza para poder verlo.-¿U otra cosa? ¿Por qué? Sé sincero por favor... Venías diciendo que no quieres un collar bien ajustado, pero eso que dijiste solo me hacer querer tenerte más atado a mi.

Tomó su brazo y la atrapó contra la mesada.
-Es cierto que no quiero un collar ajustado... En realidad soy un zorro y preferiría no tener collar...- se acercó a sus labios- Pero ya que no desistirás hasta ponérmelo, yo quiero ser el único receptor de afecto de mi dueña...- la besó- Soy un zorro codicioso... Así que decide con cuidado si quieres seguir con esto o no, Nora-

Se alejó de ella y se dispuso a cocinar como si nada hubiese pasado. Puso las tostadas al fuego mientras ponía el agua para el té y a la par preparaba la mesa.

Tragué saliva mientras me sentaba en la silla para poder observar a Iain cocinar. No quería pensar en lo que había dicho, deseaba colocarle el collar y punto, pero en algo tenía razón, ¿yo podría soportar lo que eso significaba? “Y a todo esto… ¿qué significa exactamente?” me pregunté.

Iain terminó pronto de hacer el desayuno y se sentó adelante mío mirándome significativamente.
-Ya sabes que mi respuesta va a ser un sí. Tanto si puedo soportarlo como si no. Aprenderé a hacerlo a tu lado.-Me levanté y me dirigí hacia él.-Quiero ser tuya y quiero que seas mío, pero no solo en esto…-murmuré mientras lo besaba superficialmente en los labios.-…sino en todo.-Sonreí un poco.- Es extraño desear a alguien tanto…-comenté para mi misma.

-Supongo entonces que deberé entrenarte, wee rabbit - la tomó de la cintura y la sentó en su regazo.

-Contarás hasta 10 intentando no sucumbir demasiado ni alejarme, lista?- Le preguntó y, tras asentir la chica la besó profundamente. Llevó sus manos a las rodillas de la chica y las empezó a subir lentamente, subiendo luego la tela de su ropa con ellas, rozando la piel de porcelana.

Estaba volviéndose loco por dentro pero no podía negar lo que la chica le pedía y él mismo quería. Sabía que, al comenzar a recorrer la parte superior de sus muslos la chica se separaría de él. O rogaba que lo hiciese, no habría que lo parase sino.

Comencé a contar cuando sentí sus manos subiendo por mis rodillas.
“Uno…” pensé mientras temblaba al sentir su mano avanzando. Sus dedos jugueteaban con mi piel haciéndome temblar… “Dos” casi gemí en su boca al sentir que mordía levemente mis labios. “Más” pensé de inmediato y me apreté contra él… “Tres, cuatro…” pensé rápidamente, cuando sus manos llegaron aún más arriba en mi muslo. “Yo…yo… Cinco, seis, siete…” hice trampa mentalmente al sentir sus dedos demasiado cerca de mi ropa interior. Una corriente eléctrica atravesó mi cuerpo y me sentí caer. “Iain” pensé mientras me acercaba más a él. Sentí como sus dedos jugueteaban con el elastico. “Ocho, nueve, ¡Diez!” casi grité en voz alta separándome de él.
-No, no, no, no…-repetí mientras temblaba sin poder contenerme. Empujaba su brazo para que se alejara, pero se acercó más a mí. Sentí sus labios en mi cuello y gemí. –Iain, no puedo más… No puedo…

Besó su cuello una vez más y la soltó. Le sonrió con picardía. -Lo has hecho bien, lassie. Seguiremos practicándolo hasta que te acostumbres- se relamió los labios y la besó levemente.

-Ahora, se te enfría el desayuno- se levantó y la cargó hasta su silla para luego volver a la de él y sentarse a tomar su desayuno.

Por suerte no había llegado a desempacar, así que nada tenía a por guardar, excluyendo cigarrilos y whisky, en su bolso. Y pensando en cigarrillos, tuvo ganas de fumar uno, así que aceleró su velocidad al comer.