Noche Agitada [Priv. Sally] [+18]

Sus palabras no hacían más que avergonzarla. Sentía su lengua atendiéndola y sus dedos moviéndose en su interior provocándole escalofríos y estremecimientos que recorrían su cuerpo dejándole la piel de gallina.
Estrujaba las sábanas y mordía sus brazos en un intento desesperado de guardar silencio.
- Ya... basta... - Gimió sin poder soportar aquellas oleadas de placer comenzando a mover las caderas al compás de sus movimientos.

Sonreí ante sus gemidas palabras y sus acciones. Gustoso seguí con mis atenciones. Ya pronto llegaría, eran solo algunas caricias más...

Volví a morder su clítoris y metí un dedo más dentro de ella. Con lo avariciosa que era, le encantaría. Gimió más audiblemente ante ello. ¡Bingo! Moví más rápidamente los dedos mientras daba pequeños mordiscos a sus pliegues. Ella no dejaba de moverse y gemir. En un momento sentí como comenzaba a apretar fuertemente mis dedos y mordí brutalmente su clítoris. Ella gritó y saqué mis dedos de ella.

Tenía los ojos medio adormilados por el placer y reí. Ahora era mi turno... La agarré de la cintura y rodé, colocandola sobre mi.

-¿No te olvidas de algo?-le pregunté cuando ella me miró sorprendida y al instante entendió.

Respiraba agitadamente embriagada de placer. Ya no importaba nada. Sólo quería más. Se inclinó sobre él buscando sus labios mientras movía sus caderas en busca de su pene soltando leves gemidos ante cada roce en su zona aún sensible y hallándolo a través de la tela de sus pantalones. Se abalanzó sobre ellos casi desesperada pero aún en estado débil y sin fuerzas no logró hacer mucho. Para su agradecimiento el pelinegro se puso a deshacerse de ellos el mismo por lo que se concentró de nuevo en sus labios mientras se acariciaba a si misma interrumpiendo el beso al soltar suaves gemidos.
Cuando al fin ya no hubo pantalones y halló lo que deseaba lo envolvió pausadamente soltando gemidos a cada tramo e irguiéndose ante el tramo final envolviéndolo por completo junto a una oleada de placer. Apoyó sus manos sobre su pecho y comenzó a moverse, de atrás hacia adelante, arriba y abajo. Gimiendo sonoramente ante cada movimiento.

Gruñí al sentirla tan apretada y mojada mientras me cabalgaba. El placer era inmenso mientras buscaba sus labios y agarraba sus caderas para ayudarla con el ritmo. Ella se movía enloquecidamente, completamente ciega por el placer.

Sin poder soportarlo más, rodé con ella y la empecé a penetrar a mi gusto... Mucho más profundo, mucho más rápido... Al instante fui recompensado por gemidos más fuertes.

La pequeña zorra se tocaba y no pude evitar no sonreír ante la escena más erótica que tal vez haya visto en mi vida. Comencé a bombear más fuerte y profundo... Cada vez más, sintiendo como las olas de placer se acercaban a su fin. Estaba casi en la cima cuando el cuerpo de mi pequeña zorra se tensó y me exprimió, llevándome al abismo...

-Pequeña...-le dije al caer al lado de ella y abrazarla. Había sido uno de los mejores sexos de su vida y quería repetirlo. - ¿Qué te parece si comienzo a castigarte por la mentira? ¿Acaso puedes decir que no te excito? ¿Y el beso? Me diste un mísero seis...-le dije y bajé rápidamente mi mano a su culo, golpeándola fuertemente.- Te portaste mal, mi pequeña zorra... Debo castigarte...

Estuvo unos minutos inmóvil, su cuerpo no le respondía del cansancio y del placer. - ¿Quieres castigarme? - Preguntó pausadamente mientras mantenía una sonrisa lasciva y se recostaba sobre su pecho. Rió. - Está bien. - Aceptó llevándose sus dedos anular e índice a la boca y comenzaba a pasarles la lengua y chuparlos seductoramente. - Pero primero hay algo que quería probar. - Comentó dándole un rápido beso para luego darle la espalda apoyándose en sus rodillas y codos. Lo observó por sobre su hombro y le guiñó un ojo mientras se acariciaba su nalga. - No creo que te cueste mucho saciar mi curiosidad, ¿Verdad? - Preguntó llevando sus dedos previamente humedecidos hacia su ano y deslizarlos lentamente dentro. El cachetazo que le había dado le había hecho acordar y había despertado su curiosidad.

Observe sus dedos húmedos deslizarse en la entrada de su ano. Un lento balanceo desde afuera hacia adentro. Instantáneamente mi pene comenzó a endurecerse a causa de la visión. "Mi pequeña zorra..." pensé mientras me colocaba de rodillas ante ella posicionándome cómodamente para poder otorgarle lo que me pedía. Estaba dispuesto a darle eso y mucho más...

-Separa un poco las piernas... - le dije al colocarme detrás de ella sosteniendo con una mano mi pene y con el otro su delicioso culo... Iba a volver a nalguerla; la pequeña probada no había sido suficiente. -Así preciosa...-la felicite cuando hizo lo que le pedía y metí la punta de mi pene en su ano. Hizo un movimiento para adelante, queriendo escapar de la sensación de invasión. La nalguee demostrando quien dominaba en esta situación mientras reía internamente.-Acá se hace lo que yo digo.- le ordené con voz dura mientras volvía a nalguearla.-No quieres que te castigue de verdad...-le advertí mientras volvía a introducir un poco mas de mi miembro erecto. "Mierda... Es realmente estrecha..' pensé.

Una extraña sensación junto con un pequeño dolor la recorrió y se alejó instintivamente. No había pensado en ello. Con tal tamaño seguro que algo iba a doler, por lo menos al principio...
- S...Sólo ve despacio... - Pidió mientras se reprendía a sí misma. Sí ella lo había pedido no tenía sentido que ahora comenzara a dudar. - Y... todo depende de que tipo de castigo sea... - Dijo juguetonamente meneando un poco su trasero aguantando los leves pinchazos de dolor que eso le provocaba. - ¿O tal vez podría intentar castigarte yo? hmm? - Preguntó con picardía comenzando a empujar suavemente ignorando el dolor.

"Zorra juguetona..."

Si ella quería jugar... Metí la mitad de mi pene de una mientras sostenía por la cola a la pequeña zorra para que se mantuviera en su lugar. Sabía perfectamente que le dolía un poco, pero el dolor no era insoportable. Sin embargo, era solo hasta que se acostumbrara a mi tamaño... Seguramente en la tercera vez ya no habría nada de dolor. Y si seguíamos como estábamos, eso sería dentro de poco.

Cuando metí mi pene hasta la mitad casi gemi del placer que me inundó. Era completamente estrecha, me envolvia como un guante caliente y apretado. Mis caderas deseaban comenzar a bombear fuertemente mientras escuchaba sus gritos y suplicas...

-Mierda...-susurré mientras me inclinaba hacia adelante llegando a su cuello.-Me estas matando nena...- le susurré y sin poder soportar más la ansiedad metí completamente mi pene en su canal escuchando como gritaba. Trato de alejarse y la nalgueé al mismo tiempo que la sostenía en su lugar.- Pequeña zorra juguetona, tu me llevas a esto...- le dije y mordí su cuello mientras comenzaba a moverme lentamente escuchando sus gemidos. Era un placer inmenso tomarla así. Desde atrás... Controlándola, manteniéndola en su lugar con mis manos en su culo y en su cabello...

-Mi preciosa zorra... susurré mientras aumentaba un poco el ritmo.

Gritó de dolor ante su brusquedad y aún más fuerte cuando terminó de introducirse. - Te dije que ¡ah! despacio... - Exclamó algo molesta con los ojos humedecidos por el dolor para luego soltar exclamaciones adoloridas ante los movimientos de su acompañante que poco a poco se fueron amortiguando al irse acostumbrando y se convirtieron en suaves suspiros placenteros.
Una vez se había acostumbrado se sentía bastante bien... Pero no era suficiente, faltaba algo... Se inclinó apoyándose en un solo brazo sobre el colchón y llevó su otra mano hasta su cintura tomando la mano del pelinegro y llevándola hacia su entrepierna, haciéndole introducir uno de sus dedos junto al suyo propio para luego comenzar a moverlos en su interior.
Soltó un fuerte gemido de placer. Ahora sí era lo que buscaba! Gimió nuevamente y comenzó a mover sus caderas, cada vez mas rápido a la vez que aumentaba el ritmo de sus propias caricias; gimiendo desenfrenadamente.

Aumente el ritmo superando los de ella y saque sus dedos de su interior para poder introducir otros dos dedos míos. "Mierda... Tan mojada" pensé mientras deseaba volver a chupar esos afrodisíacos jugos... "Tan dulce..."

-Pequeña...- le susurré al oído mientras le daba una embestida potente y sentía como se contraía... Unos empujes mas y seguro terminaría, pero no. Quería que durara un poco más... Es fácil y vacío llegar al orgasmo, es más divertido jugar... Y era hora de eso.

Retiré mis dedos y escuche como se quejaba. Sostuve sus manos lejos de su sexo y detuve el ritmo de mis embestidas para hacerlo mas lento. La nalguee fuertemente una vez y otra mientras reía internamente ante su reacción. -Te dije que pagarías...-le comente mientras una de mis manos encontraban su pezón y volvía a nalguearla.

- Tsk! - Carraspeó molesta al ver interrumpido su placer y recostó la parte superior de su cuerpo sobre las sábanas cruzándose de brazos apoyando la cabeza sobre ellos. Se hubiera separado si no fuera porque la tenía fuertemente sujeta de las caderas y parecía entretenido nalgueándola. Simuló un bostezo.
- Tuve que haberlo sospechado, creído, egoísta y sin consideración. - Masculló atacando a su ego. - Cortaste secamente todo el entretenimiento, que desperdicio... - Dijo decepcionada ocultando lo bien que se sentían sus toques y su suave vaivén. No era lo mismo que antes y no llegaría a hacerla sentir ‘bien’ pero aún así era placentero.

Sonreí.

¡Como atacaba esta pequeña zorra mi ego!

Salí de ella y me dirigí a buscar unas pequeñas cosas que tal vez le interesarían, pero lo principal era amordazarla para no escuchar sus mentiras. Su cuerpo era más sincero. Sabía que le gustaba aquello.

Volví con unas esposas y vendas para sus ojos y su boca, ademas de miel.

- Pequeña... Tu boca es preciosa, pero tus comentarios me cansan.- le dije mientras la atrapaba rápidamente y la esposaba a la cama. La amordace y luego tape sus ojos... Esperaba que le gustara aquello. Me encantaba sentir poder sobre ella y, además, me moría por volver a probar su piel y sus jugos. ¿Cómo sería mezclado con la miel?

- Sólo encárgate de satisfacerme. - Logró decir antes de ser amordazada sin mucha resistencia. La idea le parecía interesante, muy interesante. Extrañamente se sintió expuesta y algo avergonzada al sentirse amorzada, con los ojos cubiertos y con las muñecas esposadas a la cabecera de la cama; pero eso no hizo más que excitarla.
- mhhmnnn! - Dijo sin querer decir nada doblando sus rodillas y juntándolas. Admitía que el juego era excitante, pero si el otro no se apresuraba comenzaría a aburrirse.

Reí ante la pose que había tomado.

-Pequeña...-susurré y abrí el pote de miel. La dulce y espesa miel... Esparcí un poco sobre sus pechos. Luego deje caer un poco más sobre su abdomen hasta llegar al inicio de su vello púbico. Sonreí al ver como separaba sutilmente las piernas. Esa pequeña zorra...

Dejé el frasco de miel a un lado y comencé a lamer lentamente dejando pequeños mordiscos sobre su piel. Me embriagaba el sabor de la miel junto a la textura de su piel y su sabor... La escuche gemir lentamente. Sonriendo mordí fuertemente su pezón y abrí sus piernas e introduje un dedo rápidamente. Tan resbaladiza... Tan mojada... Sonreí con ganas. Iba a hacer todo lento para atacar y volver a hacer todo suavemente. Quería volverla loca.

Sintió cómo aumentaba su excitación ante el tacto frió de esa sustancia … ¿Qué era eso?... No importa... Y se excitó aún más cuando sin previo aviso sintió sus labios, su lengua y sus dientes sobre su piel. El no poder ver o predecir el camino que recorrerían le daba un toque especial... Aún mas excitante. Contuvo varios gemidos y lanzó un gemido amortiguado por su mordaza ante la sorpresiva, rápida y brusca introducción de uno de sus dedos en su interior.
Estaba embriagada por la nueva sensación, el no saber qué era lo que vendría, su brusquedad sorpresiva. Le encantaba y le excitaba sobremanera. Lo quería dentro suyo, embistiéndola sin piedad. Lo quería ahora... No esa torpe imitación de dedo que aún así sabía hacer lo suyo. Lanzó otro gemido ante sus caricias y movió sus caderas hacia abajo, introduciéndolo aún más dentro suyo. Mostrandole su avaricia esperando que no faltara mucho para lo que ella quería.

Sonreí ante sus reacciones y abrí sus piernas. Ella no opuso resistencia para nada y parecía hasta entusiasmada por ello.

-Zorra... -susurre levemente.

Coloque un poco de miel entre los labios de su sexo y lamí superficialmente, teniendo mucho cuidado de no ejercer ninguna presión en esa zona. Era demasiado difícil teniendo en cuenta la suavidad y el sabor de mi pequeña zorra… Y combinado con la miel…

La escuche gemir y volví a hacer ese suave toque una y otra vez hasta que la vi mover la cabeza. Casi reí ante la visión y chupe fuertemente su clítoris mientras introducía dos dedos rápidamente en su interior y uno en su ano. “Pequeña zorra…” pensé ahogadamente mientras me dejaba llevar disfrutando del placer de tenerla servida en mi boca y en mis manos.

Sintió esa sustancia espesa en su sexo y el toque suave de su lengua pasando por el. Suspiró de placer ante cada roce excitándose cada vez más, si es que eso era posible; entusiasmada con la idea de que faltaba poco para lo que esperaba con ansias.
Gimió ante la sorpresiva succión y al instante volvió a gemir aún más fuerte, casi gritando, ante la introducción de más dedos en su interior, uno en su ano.
Sonrió. Esto le empezaba a gustar. La sensación de sus dos entradas siendo penetradas a la vez le parecía sumamente exótica y excitante, aunque con dedos no se comparaba a la sensación de un sexo masculino en su interior... ¿Qué será sentir un pene en ambos lados?... Debía ser extremadamente excitante y placentero... Siempre y cuando ambos se movieran bien... Definitivamente algún día probaría eso...

Alejé mi boca y mis dedos de ella yendo a buscar algo de ayuda. Era una suerte q tuviera vibradores... A la muy zorra parecía gustarle la doble penetración y yo estaba dispuesto a dárselo... De la forma en la q lo prefiriera. En solo pensar lo avariciosa que era con el placer y el sexo me enloquecía…

Encontré rápidamente al vibrador y lo lubriqué antes de introducírselo por el ano. Comenzó a hacer lo suyo e instantáneamente la zorra comenzó a reaccionar ante él. Sonreí ante sus gemidos ahogados por la mordaza y metí mi pene en su interior mientras volvía a llenar sus pezones con miel. Era demasiado excitante… Demasiado como para no terminar ya, pero resistí… Sonriendo triunfante al ver como la enloquecía.

Se frustró cuando sus dedos y labios dejaron de atenderla sin previo aviso. ¿Porqué siempre hacía lo mismo? Excitándola hasta el límite, haciéndola disfrutar del placer para luego detenerse dejándolo a medias. Pateó el colchón enfadada mientras lo oía revolviendo cosas buscando algo. Mas le valía que el hacerla esperar... Gimió audiblemente de placer interrumpiendo sus pensamientos. Sí que había valido la pena.
Algo bastante grande fue introducido en su ano y comenzó a vibrar otorgándole placer, ¿Un vibrador? ¿Qué hacía el con un vibrador? ¿Para qué lo usaría? Sospechó en su subconsciente dudando a duras penas de su sexualidad.
Al instante volvió a gemir de forma aún mas fuerte que antes sintiendo cómo la invadía el placer ante la brusca penetración de lo que sí era un pene en su entrada delantera acompañado de la excitante sensación de aquella sustancia sobre sus pezones ya erectos.
Estó SÍ que era lo que quería! Empezó a mover desenfrenadamente sus caderas penetrándose a sí misma lo más que podía gimiendo sonoramente ante cada movimiento. Ansiosa y sedienta de placer.

Apreté los dientes al sentir como la muy zorra comenzaba a moverse y contonearse contra mí. Comencé a penetrarla más fuerte mientras movía al compás el vibrador y lamia sus pezones llenos de miel. Efectivamente no volvería a probar esta sustancia de otra forma… La miel junto al sabor de su piel era una delicia...

- Pequeña-susurré al sentir como ella explotaba del placer. Mordí su cuello e entruje fuertemente el vibrador y ella volvió a llegar. Sonreí y la penetre más rápido hasta que me permití terminar. Me hubiera gustado hacer que llegara una vez más, pero mi cuerpo no aguantaría por más tiempo…

Le quiete la mordaza y la venda de sus ojos. -Pequeña... ¿Sigues dudando de mí? No puedes ser tan mentirosa, preciosa... ¿O acaso quieres q tu precioso culo se torne colorado?-agregué eso mientras golpeaba levemente un cachete de su redondeado trasero.

Se iba a quedar afónica de tanto gritar, el placer la invadía llevándola hacia el abismo. Sintió cómo su mente quedaba en blanco llegando al orgasmo para luego, apenas había comenzado a recuperarse de aquella oleada de placer volver a sentir nuevamente aquella sensación y casi volver de nuevo cuando él terminó dentro suyo.
Respiraba pesadamente apenas consciente de mi misma mientras le quitaba la mordaza y la venda. A duras penas oyó sus palabras. - Mhhh... Quien... Sabe... - Respondió sonriendo con picardía de forma cansada entre bocanadas de aire. Nunca había sentido algo así. Había sido el mejor sexo de su vida, aunque tuvo sus altibajos... Nunca antes había sentido algo así y probablemente no volvería a hacerlo, lástima... Tendría que aprovechar mientras podía...
Alzó su cabeza haciendo un gran esfuerzo y le dio un beso apasionado mientras subía una de sus piernas y frotaba con ella su miembro. Quién sabe, tal vez aún había más de lo que disfrutar.

Sonreí mientras sentía como mi miembro se endurecía. ¿Alguna vez había sonreído tanto?

“Mierda… Esta noche no paro” pensé mientras soltaba sus brazos y la colocaba acostada sobre mí.

-Pequeña, ¿que te parece si probamos en otros cuartos? Te verías preciosa sobre la mesa, contra la pared, contra la heladera, en el sofa, sobre el piso, en las escaleras...- sonreí y le di un profundo beso mientras imaginaba aquellas escenas. “Mierda…” Quería agarrarla y destrozarla ya…

Rió suavemente ante sus palabras. - Suena... excitante. - murmuró casi sin aliento pero con picardía al acabar el beso, recostada sobre él y soltando el aliento en su cuello. - Y no te olvides del baño, no sabes lo sensual que me veo cubierta de espuma. - Agregó guiñándole un ojo.
Le gustaba como pensaba aquel hombre, aunque tenía sus extrañas y molestas manías sabía hacer bien las cosas y parecía tener el mismo deseo y pensamiento que ella sobre el sexo.
- Y... cómo quisieras seguir? hmm? - Preguntó acercándose nuevamente a sus labios antes de devorarlos y llevando una de sus manos acariciando su pelvis hasta su miembro que comenzaba a despertar nuevamente.
Y lo mejor de todo era su resistencia! Se deleitó ante la idea. Aún podía darle mas.

-Al baño, preciosa...-le dije al levantarme y llevarla en mis brazos.

La dejé en el suelo cuando llegamos al lugar y abri la canilla, dejando que la bañera se llenara de agua. Coloqué un poco de shampoo para que hiciera burbujas.

- Sabes, creo que serias buena atacandome...-comenté pensando cómo sería probar aquello.- ¿Quieres probar algo diferente y llevar tu toda la accion mientras me tienes esposado en el baño?-Sonaba excitante ser el sumiso. Nunca lo había intentando pensando que nadie llegaría satisfacerme si quisiera probarlo, pero ella tal vez lo lograría...

Podría jurar que le brillaron los ojos ante su proposición. Venganza! Podría tomar su venganza! Se levantó algo tambaleante riendo ante la idea y se relamió los labios acercándose a él apoyando su dedo índice sobre sus labios. - Ya no puedes retractarte así que atente a las consecuencias. - Advirtió antes de dar media vuelta para volver trotando a la habitación en busca de las esposas que antes la ataban a ella y volver dando saltitos. Pasó a su lado dándole un suave y rápido mordisco en el oído y se sumergió en el agua de la bañera hundiéndose hasta sus hombros.
- ¿Vienes? - Le preguntó juguetonamente cruzando los brazos sobre el borde y apoyando su mentón en ellos. - O ya te arrepentiste? -